Nuestra Señora de París, o el libro que salvó al gótico francés

Víctor Hugo
Ilustración: Manuel Cabrera.
Además de escritor, Víctor Hugo fue un activista comprometido con la lucha social. "Los miserables" se enfoca en retratar a la sociedad francesa y sus profundas problemáticas.

En el Siglo XIX uno de los escritores más emblemáticos de la literatura universal puso de manifiesto la destrucción de la arquitectura gótica francesa en favor del neoclasicismo.

A lo largo de su vida, además de ser un escritor reconocido, Víctor Hugo fue un activista comprometido con la lucha social y política.

Su libro Los miserables de 1862, escrito en el exilio, se enfoca en retratar a la sociedad francesa y sus profundas problemáticas a inicios de 1800.

Defensa de lo gótico

Sin embargo, durante sus primeros años de trabajo, el escritor se concentró entre otras cosas, en la defensa de la arquitectura gótica, que después del Renacimiento comenzó a ser vista por los franceses como burda y monstruosa. 

Notre-Dame, quizá el mayor referente del gótico a nivel mundial, soportó su mayor deterioro durante la época de la Revolución Francesa.

Entre 1789 y 1799 el templo fue víctima de saqueos. Se decapitaron las imágenes religiosas debido a la creencia de que las mismas representaban a los reyes galos y esto era prueba de la alianza entre la monarquía y la iglesia católica.

Posteriormente se convirtió en mercado, caballeriza y bodega, y más tarde se utilizaron partes del techo, las campanas y la aguja sobre el cimborrio para la fabricación de balas y cañones. También sus vitrales fueron destrozados.

Nuestra Señora de París

Años más tarde, el activismo de Víctor Hugo en favor del arte gótico quedaría inmortalizado en su célebre novela Nuestra Señora de París, publicada en 1831 por un encargo de Charles Gosselin, su editor.

El libro sigue la historia de Quasimodo, un huérfano criado en la catedral por el obispo Claude Frollo, quien le asigna al pequeño y desfigurado niño la tarea de campanero.

Ambos se enamoran de la gitana Esmeralda, a partir de aquí se desarrollará una trama de violencia y traición que terminará, con Notre Dame convertida en el telón de fondo de la historia.

Tanto la vida de Quasimodo, como los acontecimientos narrados en el libro giran en torno a la catedral, el único hogar que este ha conocido, la misma que acabará por convertirse en el personaje principal de la novela, metaforizada a través de la figura monstruosa del jorobado, tal como era visto el gótico durante aquella época. 

A través de los ojos del monstruo se nos descubre un mundo de absoluta belleza, tal como la veía Víctor Hugo en aquellos primeros años del Siglo XIX.

La restauración de Notre-Dame

El alcance de la obra fue tan poderoso que muchos de sus lectores se sumaron al clamor popular que terminó, en 1844, con la expedición de una orden real para que se restaurase la catedral.

Las obras iniciaron trece años después de la publicación de Nuestra Señora de París, y se extendieron durante casi dos décadas, finalizando en 1864, seis años antes de que Víctor Hugo regresara de su exilio en la isla de Guernsey.

Durante su primera gran restauración se construyó una nueva aguja central y una nueva sacristía, además de la instalación de un nuevo órgano en el coro y nuevas estatuas y vitrales en reemplazo de aquellos que habían sido destruidos durante la Revolución.

En este periodo también se añadieron en las fachadas de la iglesia las famosas gárgolas y quimeras, obra de los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste Lassus.

La obra de Víctor Hugo, traducida a múltiples idiomas y adaptada al cine y el teatro, entre otros tantos formatos, salvó de la desaparición a este edificio que en la actualidad es considerado como uno de los más representativos de la capital francesa y referente indiscutible del gótico medieval.

Hasta antes del incendio de abril de 2019, la catedral recibía aproximadamente 12 millones de visitantes anuales. 

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