Cultura pop

Ser plástica y feminista, ¡ahora es posible! Gracias a Greta Gerwig y su mirada sobre Barbie

Barbie Greta Gerwig Barbie feminist
Ilustración: Manuel Cabrera.

En medio de las tenues luces de la sala de cine, una corriente de expectativa y curiosidad se sentía en el ambiente. El silencio se adueñó del espacio cuando las luces se extinguieron, transformando el recinto en un escenario de sombras chinescas. La pantalla cobró vida. Los créditos iniciales de “Barbie”, la película dirigida por Greta Gerwig, por fin aparecieron ante nuestros ojos. Estábamos a punto de develar el misterio.

Asistí a la función acompañada de una amiga entrañable. No podíamos contener las ansias por sumergirnos en esa aventura, protagonizada por la icónica muñeca que nos acompañó durante la infancia.

Lo que parecía un entretenimiento que prometía llenarnos de nostalgia, pronto se revelaría como un mensaje inesperado.

En el mismo inicio, la cinta nos enfrentó a una escena poco usual en la narrativa de la “muñeca bimbo”. Un grupo de niñas jugando con sus muñecas. Asumiendo roles de madres y perpetuando estereotipos de género que han sido inculcados por la sociedad desde tiempos inmemoriales.

Era inverosímil comprobar que seguimos reproduciendo esos paradigmas en nuestras propias vidas. E incluso, en las de las nuevas generaciones. Por ejemplo, Ecuador, tiene la segunda tasa más alta de embarazo infantil y adolescente en América Latina.

En efecto, en el 2021, diariamente, cinco niñas de entre 10 y 14 años se convirtieron en madres. Para rematar, a diario, durante el mismo periodo de tiempo, 108 adolescentes de entre 15 y 18 años fueron madres a lo largo del territorio nacional. Esto reveló la investigación liderada por Verónica Zambrano, Directora  del Plan Internacional para Sudamérica.   

Por si fuera poco, el 65% de violentadores sexuales en este país corresponde al círculo cercano de las víctimas, al de sus familiares, donde se cuentan hasta sus propios padres:

Más que nostalgia retro

El filme de Gerwig nos transportó a los mágicos años ochenta del siglo pasada con la emblemática canción de Cindy Lauper, “Girls just wanna have fun”. Sin embargo, la película no se limitó a quedarse en la mera nostalgia de una época dorada. Durante la proyección, nos descubrimos absortas, desempolvando recuerdos, sintiéndonos identificadas con una historia que iba más allá de lo superficial que había significado el color rosa a lo largo de nuestras vidas. 

“Girls just wanna have fun” , un clásico de la década de 1980, interpretado por Cindy Lauper, fue parte de la banda sonora de “Barbie, la película”.

Una de las asistentes confesó: “siempre nos dijeron que no podíamos ser feministas, y al mismo tiempo apreciar la belleza plástica y perfecta de Barbie”. La dirección de Greta Gerwig y el mensaje de la película desafiaron esa dicotomía, al inyectar nuevos significados alrededor del conocido lema de Barbie con el que habíamos crecido: “sé lo que quieras ser”.

Madonna: “Soy una mala feminista”

En medio de la trama, el monólogo de Gloria (América Ferrera), desempolvó en mi memoria el discurso que Madonna pronunció cuando Billboard la galardonó como “Mujer del año 2016”.

Ambas figuras femeninas transmiten mensajes de empoderamiento y lucha contra las narrativas que enfrentamos las mujeres. Narrativas de no ser suficientes, de ser juzgadas de forma constante por nuestra apariencia física o nuestras elecciones de vida. E incluso, por nuestra edad. Los sollozos y suspiros que en medio de la oscuridad de la sala de cine se escuchaban, eran el eco de los recuerdos de la mayoría de nosotras, que hemos enfrentado estos paradigmas sociales a lo largo de nuestras vidas.




Discurso de Madonna cuando fue elegida la “Mujer del Año 2016”.

A mi amiga y a mí, una escena en particular nos impactó. Barbie y sus amigas se vieron obligadas a fingir ser “tontas” para agradar a los Ken y recuperar su mundo. Esto resonó en nosotras, apelando a las veces que nos hemos visto forzadas a ocultar nuestro potencial para no amenazar la masculinidad dominante y frágil que se hace presente a diario. ¿Cuántas veces hemos tenido que sacrificar nuestra propia voz para encajar en un mundo machista y patriarcal? ¿Cuántas veces hemos preferido el silencio, antes que entrar en debates áridos y desgastantes?

Monólogo de Gloria (América Ferrera).

Greta Gerwig también abordó el concepto de mansplaining,  término que pone en evidencia cómo, algunos hombres, pretenden explicarnos temas que las mujeres comprendemos y dominamos. El feminismo, la maternidad y la menstruación, por ejemplo. Conocer sobre feminismo, no es, de manera necesaria, tema que le pertenezca a un reducido grupo de intelectuales y académicas. Si bien, la mayoría de nosotras carecemos de estudios profundos de género, enfrentamos patrones limitantes que buscan desvalorizarnos por el simple hecho de ser mujeres.

La película también confrontó otros temas sombríos. Como por ejemplo, la escasa presencia de mujeres en posiciones de liderazgo. Barbie descubre una desalentadora realidad: nosotras tenemos poca o nula participación en los directorios de empresas y compañías.

Infografía: Gabo Cedeño.

Este pasaje de la película se convirtió en una afilada crítica hacia las desigualdades que persisten en la sociedad actual. Gerwig no se amilanó y mostró que todavía necesitamos cambiar y desafiar realidades que encasillan a la mayoría de mujeres en roles secundarios.

Greta Gerwig ha enfrentado críticas por su mirada sobre Barbie, la muñeca considerada durante décadas como “plastica y hueca”. No obstante, su dirección no busca complacer a todos. Sino confrontarnos con sombras que aún nos retienen en un laberinto de prejuicios y desigualdades. “Barbie” es un llamado a la reflexión y a la transformación, cuestionando las expectativas que han limitado a mujeres, adolescentes y niñas durante siglos.

“Nunca serás lo suficientemente buena”

La película de Gerwig va más allá de ser una simple historia de muñecas. Es un viaje hacia la valía personal y la lucha diaria por superar los propios obstáculos.

Aquella noche, mi amiga y yo abandonamos la sala de cine con una mirada diferente sobre Barbie. Pero, sobre todo, con una óptica renovada de nosotras mismas. Sabíamos que Gerwig había transformado la narrativa sobre la muñeca más criticada de la historia. Pero además, ahora, las mujeres que hemos enfrentado juicios por no ser “lo suficientemente buenas ni perfectas”, por fin podemos dejar de sentirnos culpables.

Por ello, la historia de Barbie bajo la mirada de Gerwig, se convierte en una metáfora de lucha ante un mundo que se empeña en desvalorizar y juzgar todo lo femenino.

Es hora de liberarnos de los moldes impuestos y avanzar hacia un futuro, donde las mujeres y niñas, seamos tomadas en cuenta por nuestro potencial único e ilimitado. No por estereotipos y moldes predefinidos y juicios limitantes.

Es hora de romper con los patrones “correctos” y construir escenarios donde la igualdad y la diversidad sean colocadas en el sitial que merecen.

Es hora de alejarnos de paradigmas obsoletos y construir nuevas narrativas, donde cada mujer sea valorada por su esencia y autenticidad. Y sino, hagamos memoria: ¿cuántas veces hemos tenido que correr para escapar de la caja en la que han pretendido inmovilizarnos y encerrarnos. Porque estamos “locas”, porque somos “raras y diferentes”, Porque no seguimos las normas establecidas?

“A la única persona que no le puedes fallar es a ti misma”

Antes de publicar este texto, me sometí a un profundo cuestionamiento: ¿estoy siendo “radical y exagerada”? La voz de mi niña interior susurró a mi oído con firme certeza: