Cultura urbana

La Zambranada, una ‘nazión’ que se escribe con z

Ilustración: Manuel Cabrera.

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En Ecuador la famosa frase bíblica: “Los últimos serán los primeros” se cumple con quienes llevan el apellido Zambrano. En el sistema educativo de este país, al pasar lista se empieza en orden alfabético, por lo tanto, la espera es larga para los Zambrano.

A Wéllington Gustavo Zambrano Rosado, nacido hace medio siglo en Chone, Manabí, le fastidiaba esa situación; incluso, cuenta que llegó a preguntarle a su mamá si podría registrarlo en la nómina como Rosado Zambrano, para que no lo nombren de último.

Esa idea quedó guardada en el cajón de la ingenuidad y ahora, más que nunca, se siente orgulloso de ser Zambrano; el apellido más numeroso del país, con 255 415 personas que comparten el adjetivo patronímico, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos.

Así, de últimos pasaron a ser los primeros: Ecuador lidera el top ten de tener más Zambrano en el mundo, seguido de Venezuela, Colombia, México, Perú, Estados Unidos, España, Chile, Honduras y Argentina.

Tan significativo es su apellido en la vida de Wellington que asegura tener el honor de que este trascienda en su familia, porque sus hijos Gustavo y Pierre son Zambrano Zambrano, al igual que su papá, Nuglio Aníbal Zambrano Zambrano.

Este apellido no deja de estar presente, en especial en Manabí, y se multiplica tanto que uno llega a pensar, de pronto exageradamente, que cada vez que alguien respira nace un Zambrano.

Si se trata de buscar la capital de la “Zambranada”, una nación con z, esta sería Chone. Allí son tantas las familias que llevan este apellido, que hasta tuvieron que ponerles apodos para distinguirlas.

Fotografía: GADM de Chone.

Los Zambrano de Wéllington son los ‘Natilla’. “Contaba mi padre, quien falleció hace dos años, que sus abuelos se dedicaban a la elaboración de natilla, un dulce con maíz, y salían a venderla al mercado; entonces, la gente de Chone comenzó a identificarlos así, como los ‘Natilla’”, recuerda Wéllington.

Es que por cada labor a la que se dedicaba una familia, la bautizaban con un apodo como, por ejemplo, los dedicados al sembrío de yuca, eran los Zambrano Yuca, y quienes trabajaban en la apertura de caminos eran los Zambrano Lampa.

De esa manera, son más de ochenta los apodos que quedaron establecidos y heredados en las posteriores generaciones, entre estos los Zambrano Cheque, los Huascama, Guaba, Guatuso, Calabaza, Tigrillo, Gancho, Guariche y más.

Esto genera simpáticas anécdotas y descubrimientos de parentescos, tal como le pasó hace diez meses a Wéllington. A él le tocó viajar a Guayaquil y en una parada en la terminal de Jipijapa necesitaba ir al baño. Cuando bajaba del bus, un excompañero de colegio lo reconoció y le gritó ‘Natilla’. Una señorita escuchó y se acercó para decirle que el apodo de su familia es el mismo.

Ella resultó ser también ‘Natilla’, bisnieta del hermano del abuelo de Wéllington. Pero ya había tenido estos encuentros, como hace siete años cuando llegó a vivir a Puerto Arturo, en la ciudad de Chone, donde una vecina se identificó como ‘Natilla’, siendo hija de un primo del papá Nuglio. 

De todas estas experiencias resalta una que le ha pasado a muchos Zambrano (tanto que se volvió un cliché), en este caso sintetizado en Wéllington. En tiempos del colegio a él le gustaba una chica de apellido Zambrano y comenzó a cortejarla. Cierta ocasión acompañó a su papá a visitar a un primo y, ¡oh sorpresa!, ahí estaba ella.

Había que despejar dudas y descubrieron que la abuela de la chica era prima del papá de Wéllington. Ella le dijo “hasta aquí nomás, no propongas más que desde ahora te quiero solo como primo”.

Cupido insistió y nuestro personaje terminó casándose con otra Zambrano, con Tania, que tiene raíces en el cantón Sucre. Ahí pasa algo particular: siempre les preguntan si se casaron entre primos, lo cual termina siendo habitual; sin embargo, Wéllington y Tania escarbaron hasta la saciedad en sus respectivos árboles genealógicos y no encontraron parentesco entre ellos.

“En términos generales, yo valoro mi apellido y me siento orgulloso de ser Zambrano. Cuando nos reunimos en familia, decimos ´viva la Zambranada´… Soy un Zambrano de la corona al talón, manabita de mucho corazón”, comenta Wéllington.

Fotografía: Jorge Alfonso Macías.

El origen de los Zambrano

Se dice que este apellido es de origen vasco y una rama pasó a Andalucía y Canarias, luego se extendió por el resto de España y posteriormente llegó a América Latina. También se ha publicado que procede del gentilicio zambrano, nombre dado a los naturales o habitantes de las poblaciones de Zambra (Córdoba) o Zambrana (Álava).

Lo interesante es que Ecuador, país con más Zambrano en el mundo, tiene veinte veces más personas con ese apellido que las que hay en España (doce mil), que es donde surgió. Por eso no es descabellado decir que hay más Zambrano en Chone que en la mismísima España.

La “Zambranocracia”

Raymundo Zambrano, reconocido actor manabita en todo el país, cuenta que ha encontrado personas con apellido Zambrano en Colombia, incluso un tocayo Raymundo Zambrano. También en Chile y Perú. Él es Zambrano, pero de los originarios de Santa Ana, Manabí.

“La ´Zambranada´ es muy particular por ser el apellido más numeroso en Ecuador y es netamente manabita. Aunque tengo parientes en Cuenca, en Esmeraldas, en Quito. Y en Guayaquil un montón”, dice.

En otras provincias o países los Zambrano están dispersos, pero en Manabí uno puede encontrar a muchos en un mismo lugar y al mismo tiempo.

Ilustración: Manuel Cabrera.

“Hace años estaba en un canal de televisión, donde nos invitaron a tres personajes a hablar de las tradiciones de fin de año: Mariano Zambrano, Jorge Zambrano y yo (Raymundo Zambrano); entonces, un amigo de Guayaquil me dijo: Esa es la ´Zambranocracia´ de Manabí”, cuenta Raymundo, además de recordar que en su colegio eran treinta estudiantes en su curso, de los cuales diecisiete eran Zambrano, sin ser parientes.

Este actor es famoso por sus amorfinos (versos montuvios de Manabí) y no desaprovechó el momento para dedicar uno para la ocasión: “En cualquier tierra del mundo que te encuentres un Zambrano, acuérdate de Raymundo, el que es un buen ser humano”.

Con 255 mil personas registradas con este apellido en Ecuador, los Zambrano son tan numerosos que hasta podrían tener su propia ciudad (son casi la misma población que hay Portoviejo). Y han dejado una huella, como la de aquel conocido héroe de capa y espada, la marca de la Z. 

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