Nota: Durante la lectura de este artículo, recomiendo escuchar una playlist de los Sex Pistols, los New York Dolls y los Ramones o la banda sonora de la película Cruella.
De Gran Bretaña han salido muchos, muchísimos, y muy destacados representantes del arte. Charles Chaplin, Queen, Pink Floyd, los Rolling Stones, Led Zeppelin, los Beatles, Danny Boyle, Guy Ritchie, Ridley y Tonny Scott, los Monty Python, David Bowie, Cristopher Nolan, Anthony Hopkins, Amy Winehouse, Harry Styles, and so on…
Cada uno, desde su espacio, ha roto esquemas y presentado propuestas realmente enriquecedoras. Y la verdad, no sé qué sería de la cultura sin ellos.
En ese mismo punto del planeta nació Vivienne Isabel Swire (1941 – 2022), conocida como Vivienne Westwood, una diseñadora de modas provocadora, rebelde y que supo materializar el verdadero significado de la vanguardia.
Anarchy in the U.K
En la década de los setenta, hubo una crisis económica a nivel mundial que desterró al movimiento hippie y la idea de vivir en amor, paz y armonía. La caída del acuerdo de Bretton Woods, la crisis del petróleo del 73 y la recesión económica en gran parte de Europa y Estados Unidos causaron olas enormes de despidos, condiciones laborales precarias, deserción escolar, huelgas masivas, entre otros.
De este descontento surgió el movimiento punk, el mismo que aglutinó a jóvenes que buscaban rebelarse ante el sistema y despreciaban a los representantes del rock de los sesenta por haberse rendido ante la publicidad y las reglas de juego de ese sistema al que aborrecían.
“Para sus creadores y su público, el punk era la identidad cultural de la ira, la privación de derechos y la rebelión. El auge y el apetito por la escena punk a finales de los 70 y principios de los 80 no se limitó únicamente a la música. Se convirtió en una ideología que generó literatura, poesía, moda y rebeldía política”, escribió Simon Ingram en su artículo ¿Qué fue el punk y por qué asustaba tanto a la gente?, publicado en la revista National Geographic.
Y allí es donde empieza todo con Vivienne.
Pretty vacant
Nació el 8 de abril de 1941 en Tintwistle, un pueblo pequeño de Inglaterra. Se mudó a Londres con su familia de clase trabajadora. Estudió para ser parvularia. Se casó y tuvo un hijo. Hasta ahí, todo normal.
Un día como hoy, ayer o mañana, lo mismo da, conoció a Malcolm McLaren, promotor de música y amante de la moda. Vivienne se separó de su esposo y se mudó en 1965 con McLaren, y ambos abrieron Let it rock, una tienda en el 430 de King’s Road, que se convirtió en corto tiempo en el foco de la antimoda y la naciente estética punk. El objetivo principal era que ese espacio se convirtiera en un “asesor de moda” de las bandas que se identificaban con aquella cultura underground.
Vivienne era la diseñadora y su gran sentido de la moda y el estilo la llevó a convertirse en un ícono y vestuarista de jóvenes, que hallaban en sus creaciones un referente estético revolucionario.
Como parte de ese proceso, Woodstock y McLaren decidieron cambiarle el nombre a la boutique por SEX, un término mucho más atractivo y provocador. El resultado fue el esperado, más público, más bandas, más movimiento. A partir de ese momento, McLaren se convirtió en el representante y promotor de los Sex Pistols y los New York Dolls, y Vivienne los vistió para sus diferentes presentaciones y conciertos. Y no solo eso, en 1979 Vivienne coescribió la letra de una canción de los Sex Pistols, Who Killed Bambi?
La confección de prendas estaba inspirada en prostitutas, motociclistas, en el sadomasoquismo y la pornografía. Utilizaba mucho cuero, charol, cadenas, collares con púas, tachas, faldas escocesas. A eso se debe sumar las crestas y los cortes de cabello asimétricos.
Uno de sus diseños de camisetas más reconocidos es el de “God Save The Queen” que hizo para los Pistols y para su canción que lleva el mismo nombre, la cual critica a la monarquía y el status quo. A pesar de esta afrenta, Vivienne conoció a Isabel II y fue honrada en 1992 con la Orden del Imperio Británico y nombrada en 2006 con el título honorífico de Dama.
Por supuesto, tenía que hacer algo que rompiera con lo establecido, y adivinen qué… Acudió al palacio de Buckingham sin ropa interior. “Quería enseñar mi atuendo girando la falda. No se me ocurrió que, estando los fotógrafos prácticamente de rodillas, el resultado sería más glamuroso de lo que esperaba”, contó en una entrevista para The Guardian. “Oí que la imagen divirtió a la Reina”.
Westwood era irreverente. En 1989 fue portada de la revista Tatler, posó como Margaret Tatcher y en la parte inferior decía: “Esta mujer fue una vez punk”.
En el documental Vivienne Westwood: Reina Punk, dirigido por Lorna Tucker, se ve a la artista atractiva e imponente, sentada frente a la cámara, y sin titubear dice: “Nosotros inventamos el punk”.
Cuando la ves, sabes que ella tiene algo que decir, algo que reclamar y una razón para alzar su voz. Viv Albertine, vocalista y guitarrista de la banda de punk femenina The Slits, contó sin vergüenza alguna que la sola presencia de Westwood era tremendamente intimidatoria, pero capaz de generar admiración. “Vivienne y Malcolm utilizan las prendas para impresionar, irritar y provocar una reacción, pero también para inspirar un cambio”, dijo Albertine en su biografía Clothes, Clothes, Clothes, Music, Music, Music, Boys, Boys, Boys.
“Todo lo que haces en la vida tiene un significado a nivel político”, agregó, y no se equivoca.
God Save The Queen
A pesar de su gran éxito, la dama del punk debía ir más allá. Su primer desfile, Pirate (1981), fue todo un reto para Vivienne, porque todos esperaban que siga con las mismas líneas marcadas por años. Sin embargo, sorprendió a más de uno y les dijo directamente aquí arranco yo. “Pensé: ellos [el resto de diseñadores] irían a México de vacaciones y cogerían ideas de allí. Yo no podía hacer eso. No tenía un duro y tenía dos hijos. Pero podía mirar al pasado en los libros, algo que acabó siendo romántico”, contó en sus memorias. “Ahí es cuando empecé a pensar en piratas. Era una idea de salir de la isla, la pequeña isla en la que estaba atrapada, y profundizar en la historia”.
Y vaya que sorprendió. Bajo la premisa de genderless o sin distinción de género, usó mucho color, texturas y diversos materiales y textiles que daban cuenta de un giro creativo pero siempre con su sello: la vanguardia.
Ya en 1982, lanzó una colección en la que las modelos utilizaban sujetadores sobre la ropa (aunque no lo crean mis queridos centennials, eso fue una gran revolución) y un año más tarde puso sobre la pasarela unos deportivos, cosa que ningún diseñador se había animado a hacer nunca antes.
“Soy muy anárquica y perversa con lo que hago con la ropa, pero lo que busco es la sencillez… Lo mejor de mis prendas, la forma en que te hacen sentir grandioso y fuerte, tiene que ver con la forma sexy en que enfatizan tu cuerpo y te hacen consciente de él”, contó en 1983 para una publicación de la revista Harpers & Queen.
Westwood desarrolló una excelente relación con la generación de supermodelos, lo que permitió que muchas de sus pasarelas sean inolvidables, así como varios vestidos de novia que lucieron, por ejemplo, Carrie Bradshaw, la cerdita Peggy, Miley Cyrus.
Me parece obvio, en este punto, decir que Vivienne fue mucho más que el punk. Y, por supuesto, que los mensajes políticos a través de la moda son su herencia estética. Fue una activista que nunca se quedó con la boca cerrada.
Change the world
Además de su notoriedad por sus reiteradas posturas ideológicas dentro de sus colecciones y pasarelas mainstream, Westwood fue una figura importante en diversas manifestaciones políticas, como la que realizó frente a la Embajada de Ecuador en Londres en favor de Julian Assange, creador de WikiLeaks y principal expositor de crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos.
Le preocupaba mucho si podría cambiar el mundo y que sea un lugar mejor para vivir. Siempre encontró espacios para arremeter con potentes mensajes políticos y se convirtió en una luchadora activa contra el cambio climático, contra el consumismo desmedido, la producción inconsciente y el maltrato animal.
“Compra menos, elige bien, hazlo durar” era su lema, y una gran lección que nos dejó la dama del punk. “No quiero ser underground”, dijo otra vez, y aclaró que ella quería colocarse bajo los focos de lo visible para extender su mensaje.
Pocos tan visibles como los de ella.