Opinión

Los invasores de este mundo

Ilustración: Manuel Cabrera.

Leonardo Páez tuvo suerte de salir con vida del edificio en donde funcionaban Radio Quito y Diario El Comercio, el cual ardía en llamas esa noche del sábado 12 de febrero de 1949. 

Su escape fue digno de película: saltó de tejado en tejado hasta que logró salir por la calle Cuenca. 

No tenía más que dos opciones: morir calcinado o ser asesinado por la turba que lo esperaba abajo. 

Wells y Páez

“Mi triste celebridad parte de ciertos errores”, contó Páez en una entrevista de 1986 concedida a Álvaro San Félix, “Yo no conocía la obra de Wells”.

Mucho se ha escrito sobre el impacto que tuvo la transmisión de Orson Welles la víspera del Halloween de 1938. 

Lo cierto es que Welles capitalizó a su favor la polémica provocada por aquel episodio de su programa The Mercury Theatre on the Air, escrito por Howard Koch y basado en la novela de H.G. Wells. Terminó ganando fama y reconocimiento. No así Páez, quien recibió escarnio.

A inicios de los años 40, Páez ya era el director artístico de Radio Quito y un respetado personaje de la radiodifusión. Había escrito, dirigido y actuado en sus propios programas. 

La guerra de los mundos y Radio Quito

Sin embargo, La guerra de los mundos llegó a la radio por una propuesta de un actor chileno conocido por su seudónimo de Eduardo Alcaraz, quien había actuado en la versión chilena de esta obra, transmitida en 1944

Raúl Zenteno, autor del libreto, nunca leyó el texto que empleó Welles, según confesó a Diario El Mercurio en 2008. Ese libreto chileno fue el que recibió Páez, según ha explicado su hija, Ximena Páez Rivadeneira.

¿Qué llevó a un grupo de quiteños a quemar un edificio entero y a provocar la muerte de al menos seis personas, más allá de la bronca luego de enterarse de que la invasión marciana en Cotocollao nunca fue real? 

Alcaraz llegó a acusar a Páez de no haberlo escuchado cuando le advirtió que la dramatización requería ser previamente anunciada y que, en su lugar, Páez habría preferido escribir fake news de supuestos avistamientos de ovnis en Diario El Comercio

Sobre esto último, Ximena Páez ha refutado a Alcaraz argumentando que su padre no tenía la autoridad para hacer aquello. Incluso se llegó a insinuar que nadie en el grupo propietario de Radio Quito y Diario El Comercio había autorizado la transmisión de Páez. 

Afortunadamente para él, una copia del contrato entre Alcaraz y uno de los dueños de El Comercio lo absolvió ante la justicia. 

Los que siembran el viento

Esto último lo cuenta Páez en su libro Los que siembran el viento (1982), una suerte de testimonio, narración satírica y ajuste de cuentas que hace sobre los sucesos de 1949, desde su autoexilio en Venezuela.

En ese libro nos enteramos de la enorme ironía que resultó transmitir la invasión marciana justo la noche en que los jefes militares, cuestionados por su derrota en la invasión peruana de 1941, estaban de farra celebrando el Día del Ejército y del Oriente Amazónico.

También que Páez se representó a sí mismo dentro de la obra, reportando desde Cotocollao, hasta que muere “en vivo” desintegrado por un rayo marciano.

Y, como cereza del postre, que durante la transmisión radial nunca dejó de mencionarse “el patrocinio exclusivo de Orangine, el insuperable refresco de naranja”.

Creo que el nombre de Páez merece ser reivindicado más allá de su “triste celebridad”, considerando que también fue compositor, dramaturgo, narrador y pintor.

Nuestra historia reciente ha demostrado que el feriado bancario y los actos de corrupción en el sistema de salud pública, durante el estallido de la pandemia, desnudan mayores miserias que la amenaza de unos tristes marcianos.