En el mercado mexicano, la kombucha se ha ganado un lugar especial. Este producto, elaborado con azúcar, té negro o verde y probióticos —bacterias beneficiosas para el organismo—, tiene una curiosa historia en México.
En una fábrica dedicada a su producción, los empleados siguen un ritual único cada mañana: saludan a las bacterias, les desean buenos días y les ponen música para «relajarlas». Incluso colocan etiquetas de caritas felices en los envases que están listos para salir a la venta, convencidos de que estos gestos mejoran «el desempeño» de sus diminutas aliadas.
La relación entre los trabajadores y las bacterias trasciende lo científico, convirtiéndose en un acto simbólico de cuidado y conexión. Este ritual no solo refleja el compromiso con la calidad del producto, sino también una perspectiva casi espiritual sobre el proceso de fermentación.
Para ellos, la kombucha no es simplemente una bebida. Es el resultado de una simbiosis que merece respeto y atención, una filosofía que crea conexión con los consumidores que buscan productos más conscientes y auténticos.
En la región donde se encuentra esta planta, operan otras 70 productoras de kombucha. Sin embargo, el producto más popular y vendido es, precisamente, el de la compañía donde sus empleados tienen la peculiar costumbre de interactuar con las bacterias.
El diseñador Hernán Murillo trabajó con esta marca. Para él, esta filosofía no resulta extraña, ya que comparte la creencia en las vibraciones elevadas y el poder de la energía, como elementos que influyen en los procesos y los resultados.
“La vida está hecha de energía, y lo que estos empleados transmiten a la kombucha —amor, música, sonidos— logra que su sabor sea único, muy superior al de la competencia”, explica Hernán.
El diseñador cree firmemente que las creaciones hechas con tiempo, paciencia y amor, tienen una energía especial que se refleja en el resultado final. Esa visión plasma en cada uno de sus proyectos, convencido de que la energía positiva «siempre deja su marca».
Más de 700 marcas —diseñadas para clientes en Ecuador y el extranjero— llevan el inconfundible sello de Hernán Murillo. Su meticuloso trabajo lo posiciona como referente en el competitivo mundo del diseño.
Con 24 años de trayectoria, Hernán Murillo combina su experiencia en diseño con el desarrollo editorial y de marcas. Su filosofía es clara:
«Tienes que amar lo que haces. En mi agencia amamos cada parte del proceso creativo. Además, creemos profundamente en el Universo y en el poder de las energías positivas que impregnan nuestras creaciones”, afirma con convicción, Hernán Murillo, Co-Manager de Adobe para Ecuador, desde el 2013.
Hernán Murillo: ¿Cómo es la casa de un diseñador apasionado por su profesión?
“¿Cómo será el hogar de alguien apasionado por el diseño?”, me pregunté antes de llegar.
En la ciudad costera de Manta es un día con una típica mañana soleada. Son las 10:30, y en el barrio San Pedro resulta sencillo identificar su casa de entre las demás.
La construcción, de dos plantas, destaca por su estilo único. El exterior combina ventanales amplios, puertas y paredes que armonizan de manera impecable, creando una primera impresión de elegancia y creatividad.
Pero el interior supera cualquier expectativa. Cada rincón refleja el equilibrio pensado al detalle: un patio posterior bañado por el sol, una ventana estratégica para aprovechar la luz natural, puertas ocultas que aportan fluidez; y un mesón en la cocina que, además de ser funcional, establece un balance perfecto en el espacio.
La casa es un reflejo de Hernán. Él mismo diseñó cada detalle, luego de que los arquitectos no lograran materializar su visión del lugar que soñó para vivir.
Hernán Murillo: “Una marca es como un ADN”
“Una marca es como un ADN. Abarca todo lo relacionado con los elementos tangibles e intangibles de una persona, organización o empresa. Incluye sus principios, valores, filosofía y experiencias. Todo esto se traduce en una identidad visual que refleja quién es realmente”, explica con pasión, dejando entrever su entusiasmo mientras conversa con Revista Bagre.
Hernán, además de diseñador gráfico, es comunicador visual, tiene una maestría en edición por la Universidad de Salamanca en España y lleva más de 18 años en la docencia superior de pregrado y posgrado.
El experimentado diseñador señala que el marketing y la comunicación están en evolución constante. Para él, las empresas y organizaciones empiezan a entender que la publicidad con mensajes generales carece de impacto:
“Es tiempo de enfocarse en lo particular, en personalizar productos y servicios”, afirma, subrayando la necesidad de conectar con los consumidores de forma auténtica y cercana.
“Hay que apostar por las historias reales, por lo cotidiano. Es necesario contar lo que vive la gente real”, afirma Hernán. Luego añade un ejemplo para ilustrar su punto:
“Tengo un amigo, Chicho, que es un genio en publicidad. Hace poco trabajó para una marca de ollas y sartenes. Antes, esta empresa producía videos donde se veía a un chef preparando platos impecables en una cocina perfecta, todo muy bonito, pero no conectaba con el público.
Chicho replanteó el concepto. Grabó a personas auténticas usando esas ollas y sartenes en sus propias cocinas: el esposo cocinándole a la esposa, momentos cotidianos y sinceros. Esa cercanía, con historias protagonizadas por individuos reales, logró que las ventas se dispararan. De eso se trata la personalización”, concluye con entusiasmo.
“Las audiencias están saturadas de publicidad tradicional. Lo que ahora buscan es autenticidad, una historia que les hable directamente y con la que puedan sentirse identificadas”, comenta Hernán a Revista Bagre.
Por eso, al trabajar en una marca, Hernán se enfoca en empaparse a fondo de cada aspecto de su cliente: su historia, políticas, identidad corporativa y estrategias. Además, analiza los productos o servicios que ofrece y examina a la competencia, con el objetivo de identificar y desarrollar un elemento que la haga única y destacada.
El año pasado, Hernán Murillo desarrolló la identidad visual para una marca hotelera en Manta.
Como parte de la producción del video promocional, diseñó un traje para la Diosa Umiña, símbolo de la Cultura Manteña —cuyo desarrollo tuvo lugar entre los años 500 a.C. y 1500 d.C.— que inspiró a esta marca.
Además, seleccionó, de manera meticulosa, un paisaje ideal para las filmaciones: en una playa se creó una escultura de arena que representó a la diosa, y el montaje se capturó con drones, logrando tomas impactantes:
«Detrás de la imagen y el concepto de una marca hay un trabajo minucioso y planeado al detalle”, asegura Hernán.
Un proceso creativo similar aplicó al desarrollar la identidad de nuestra revista digital, Bagre:
“Hubo un análisis profundo y un desarrollo visual cuidadoso detrás de ese proyecto”, detalla Hernán Murillo.
“Lo interesante de Bagre es que se logró una disrupción en el proceso de conceptualización de marca. Fue un trabajo innovador y meticuloso, con atención a cada elemento y detalle.
Bagre conceptualiza un diseño disruptivo y único que rompe con los moldes y esquemas tradicionales en su línea de negocio. Además, se consideraron tanto aspectos emocionales como racionales, porque, aunque la marca pertenece a su creadora, también le pertenece a su público, a su audiencia objetivo”, detalla Hernán Murillo.
Hernán Murillo: Correr el riesgo de ser diferente
Como un apasionado del diseño y las marcas, Hernán sostiene que la mejor manera de destacar es darse a conocer a través del propio trabajo. “Y para eso hay que asumir el riesgo de ser diferente”, afirma.
Él comenzó desde cero, confiando en el “boca a boca” para abrirse camino. “Hice un trabajo gratuito para una amiga. Le gustó tanto que me recomendó con otras personas, quienes terminaron contratando mis servicios. Sin embargo, si haces algo y lo haces mal —incluso si es gratis—, los problemas no tardan en llegar”, reflexiona.
A sus 47 años, Hernán —casado y padre de una niña de cinco meses—, combina su experiencia docente con su trabajo en diseño, comunicación, publicidad, periodismo y relaciones públicas. Nacido en Quito, impartió clases en universidades de su ciudad natal, Santa Elena, Santo Domingo de los Tsáchilas y Manta.
Además, acumula una sólida trayectoria en empresas periodísticas, compañías, organizaciones, agencias de publicidad y marketing, e instituciones educativas como consultor en temas de diseño, branding y desarrollo de herramientas de Adobe.
Hernán también brinda conferencias —presenciales y virtuales— sobre temas de diseño y branding en Ecuador y países como Colombia, Perú, Argentina. México, España y Estados Unidos.
La trayectoria de Hernán Murillo es amplia y está respaldada por su experiencia en diseño y comunicación. Sin embargo, su verdadero diferencial radica en el esfuerzo, la pasión y la dedicación que imprime en cada proyecto.
Estas cualidades le han valido el reconocimiento como uno de los diseñadores más destacados, no solo en Ecuador, sino también en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.
A pesar de todos sus conocimientos y logros profesionales, Hernán conserva la humildad y mantiene los pies en la tierra. Esa sencillez, combinada con su talento, es otro de los secretos detrás de su éxito.