Derechos humanos

Bienvenida, menopausia, ¡empieza la vida on fire!

Menopausia
Ilustración: Gabo Cedeño.

Lucía Méndez, de 67 años, se puso un chip sexual para despertar la libido. La famosa actriz y cantante mexicana contó que el microaparato le funcionó “de maravilla”.

Ella y otras tres reinas de las telenovelas del país azteca: Laura Zapata, Silvia Pasquel y Lorena Herrera, participaron en el reality show “Siempre Divas”, de Netflix. Allí, Méndez, quien tiene parejas bastante más jóvenes que ella, confesó que el dispositivo la hizo enloquecer hasta el punto de querer “tirarse hasta las paredes”. Al final tuvo que sacárselo porque quería tener relaciones sexuales con todo el mundo, explicó. 

El diminuto artefacto, que se llama también pellet sexual, o de la juventud o de la felicidad, tiene el tamaño de un grano de arroz y puede ser colocado bajo la piel en cualquier parte del cuerpo con tejido graso, como la cintura o los glúteos.

Este dispositivo libera hormonas y sirve para mejorar el apetito sexual, que está alicaído en la menopausia. Dura seis meses y ayuda a tener una vida “on fire” a las mujeres que lo utilizan, según el testimonio de otras actrices latinoamericanas.

Pero este es un ejemplo poco usual de la menopausia, periodo en el que desaparece la ovulación, la menstruación y la capacidad de reproducción de la mujer.

Se manifiesta entre los 40-55 años y puede tener consecuencias en la calidad de vida, sobre todo por la falta de información y de servicios de salud especializados.

La menopausia en los papiros egipcios

La menopausia aparece por primera vez a lo largo de la historia en los papiros de Egipto. Allí, a las mujeres que están en esa etapa de la vida se las denomina “féminas blancas”, mientras que a las menstruantes, “féminas rojas”

Durante la Revolución Francesa (1789), el estatus de la mujer dependía de su atractivo y capacidad sexual. El ser mujer era sinónimo de una vida que engendraba otra, por tanto la menopausia era considerada como la “muerte social de la mujer”, según el texto científico “Apuntes históricos sobre climaterio y la menopausia”, de Miguel Lugones.

En el siglo XIX, el médico francés Marc Colombat de l’Isère dijo que la mujer menopáusica se parece a una reina destronada, o una diosa cuyos adoradores ya no van al templo, y sólo puede atraerlos con la fuerza de su talento.

En el siglo XX, el famoso psicoanalista y médico neurólogo austríaco, Sigmund Freud, se refería a ellas así: “son pendencieras, obstinadas, mezquinas sádicas y anales neuróticas”.

En la actualidad, la menopausia es considerada una “edad crítica” por todos los cambios físicos y psicológicos que genera. Estos cambios involucran ciertos estigmas sociales como la desvalorización de la mujer en el ámbito laboral y hasta sexual. 

¿Qué pasa en Ecuador?

En este país hay 17’958.067 habitantes, de ellos 9’168.769 son mujeres, lo que representa el 51.05 % de la población de Ecuador, según las proyecciones del censo realizado en 2022 —del que aún no hay resultados definitivos— por el Instituto Nacional de Estadística y Censo. 

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los países con el mayor porcentaje de mujeres en esta etapa de la vida son: Chile, con el 80%; Uruguay, con el 67%; Venezuela, con el 62%; Ecuador, con el 60%; Panamá, con el 56%; Perú, con el 51%; y México, con el 49%.

Salvo este dato, no hay más cifras sobre el número de ecuatorianas que estén atravesando la menopausia, cuyo inexorable periodo forma parte del ciclo reproductivo de la mujer. Lo que sí hay son registros de su amplia sintomatología.

Según la ginecóloga Tana Carolina Lass, en este periodo se generan cambios físicos: la mayoría de mujeres se queja de calores que no les dejan dormir, disminución de la concentración y del rendimiento laboral. También hay sudoración, aumento de peso, caída del cabello e infecciones urinarias.

Algunos de esos síntomas los tiene la abogada quiteña Alicia Sarmiento, de 48 años. Ella veía lejana la menopausia. Sin embargo, hace un año empezó a sentir y percibir cambios en su cuerpo. Tiene su menstruación, pero dura menos y el flujo ha disminuido. Le duelen las caderas y la espalda, y ha presentado un cuadro de incontinencia urinaria. Su piel ya no es la misma y tiene dificultad para bajar de peso, contó a revista Bagre.

Otro cambio físico que se presenta en esta etapa de la vida es el sexual. Un estudio de la Red Latinoamericana de Investigaciones sobre el Climaterio señala que el 56% de las mujeres latinoamericanas experimenta trastornos en su sexualidad, mientras en Quito (señala el mismo informe) alrededor del 98.5% de mujeres en menopausia sufre de sequedad vaginal. Eso incide en que las relaciones sexuales sean dolorosas. Pero las mujeres prefieren no hablar sobre este tema ni consultar a ginecólogos.

“Las mujeres no saben cuáles son sus derechos sexuales y reproductivos. Uno de ellos es tener la información adecuada. Pero evitar las relaciones sexuales por dolor, por falta de deseo o por cansancio físico, no es el principal motivo de consulta. Esto se debería abordar desde la primera cita con el ginecólogo para ayudar a la paciente a mejorar su calidad de vida”, dijo Lasso. 

En el cerebro está la clave

Pero, además, la menopausia tiene implicaciones neurológicas. ¿Qué pasa en el cerebro cuando la mujer entra en este periodo? Deja de producir estrógenos, que desempeñan una función muy importante, pues son un regulador maestro del cerebro femenino y lo mantienen joven y sano, manifestó la neuróloga Gabriela Romo a Revista Bagre.

“Los niveles de estrógenos disminuyen en la etapa menopáusica y generan cambios como: depresión, ansiedad, disminución en el nivel de concentración y pérdida de memoria. Cuando el estrógeno se termina ya no se activa el hipotálamo en el cerebro, el cuerpo deja de regular la temperatura y se sienten calores y sofocos”, señaló Romo. 

También llegan complicaciones psicológicas como las que tuvo la abogada Sarmiento. Ella sufrió un cambio de humor, se puso muy sensible, quería que sus dos hijos le dijeran “cosas bonitas” y fueran más afectuosos porque eso le hacía sentir mejor, dijo a Revista Bagre.

La doctora Romo advirtió que en la menopausia hay mujeres que están muy irritables. “Todo” les molesta y hasta les fastidia. “Algunas han pasado por experiencias dolorosas (que no han procesado), tienen carencias afectivas, emocionales y, además, parejas que no les acompañan de forma positiva a sobrellevar esta etapa“, señaló.

No se puede tomar a la ligera la menopausia ni sus consecuencias. Existe una presión social que vuelve más complejo el tema. Ni siquiera hay un servicio médico exclusivo para este periodo de la vida de una mujer.

“Es un problema invisible, pero normalizado y con consecuencias en la calidad de vida. No es cuestión de ‘aguantar’. Además, las secuelas empeoran con la falta de oportunidades que se reflejan, por ejemplo, en el trabajo informal y la pobreza. También con experiencias pasadas que no han sido resueltas (con acompañamiento profesional, por supuesto). Es un tema que involucra aspectos físicos, psicológicos y sociales para los cuales no hay respuestas adecuadas”, explicó la doctora Lasso.

Según la profesional uno de los factores más importantes para que la calidad de vida de las mujeres en esa edad no se deteriore es la información. Es la fuerza, la herramienta principal para salir adelante en cualquier circunstancia. “El ginecólogo y el personal de salud juegan un papel importante, pero está comprobado que la respuesta de una mujer a la menopausia y a sus cambios está basada en la información que tenga, en consonancia con su cultura, creencias y entorno social”.

Para enfrentar este periodo de la vida existen tratamientos. Estos van desde de la medicina tradicional, como hormonas para superar estos problemas, hasta la homeopática y natural, como tomar vitaminas —magnesio para dormir bien—, hacer ejercicios y tener una dieta saludable.

Pero no todo es tan malo en la menopausia. La poeta nicaragüense Gioconda Belli, escribió la novela El intenso calor de la luna, en 2014, que aborda este tema. Ella da un mensaje de esperanza:

La afectación al trabajo 

Una de las preocupaciones más grandes que tienen las mujeres en este ciclo de la vida está en el ámbito laboral. Una encuesta a 1.000 mujeres en Estados Unidos señala que el 40% de ellas se ausentó del trabajo por los síntomas de la menopausia, mientras el 59% de las que solicitaron vacaciones escondió el verdadero motivo de su ausencia, publica el blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) “Mejorando Vidas”.

Además, una de cada cinco mujeres pensó en renunciar o jubilarse anticipadamente por la falta de apoyo durante la menopausia; el 18% no buscó un ascenso debido a los síntomas.

En 2019, un estudio de Reino Unido sobre el tema señaló que 900.000 mujeres en la menopausia dejaron sus trabajos, según el mencionado blog.

Empoderar a las mujeres. Aunque suene trillado

Precisamente, la información fue el motor de una idea que nació en Colombia, en 2022. Ginecólogas de ocho ciudades del vecino país crearon una campaña de salud llamada “El Club de la Menopausia”. Su objetivo era “bajar” los mitos sobre el tema y acompañar, a través de un portal web, a las mujeres que quieran conocer los síntomas y tratamientos. 

Esta iniciativa tiene como fin empoderar a las mujeres en edad adulta, que son 2’800.000 en ese país, según cifras oficiales de DANE. El 45% de ellas padece la menopausia en silencio por miedo a ser estigmatizada y apenas el 12% recibe tratamiento. 

Según ese portal web, de 100 mujeres que entran a la menopausia, 50 tendrán síntomas y alrededor del 25% no consultará con un profesional porque siente vergüenza de ellos.

Menos tabús. Más información

La menopausia es un período natural de transición en la vida de las mujeres. Sin embargo, ha sido colmado de tabús, prejuicios y estigmas durante demasiado tiempo.

La menopausia, un hito significativo en la vida de una mujer, marca el fin de la etapa reproductiva y el comienzo de una nueva fase llena de oportunidades y desafíos. Por lo tanto, es fundamental que las mujeres podamos hablar abiertamente sobre nuestras experiencias, compartir inquietudes, además de contar con el apoyo adecuado de un profesional.

Es hora de abrazar la menopausia como parte integral de la vida de nosotras, las mujeres, y desafiar los estereotipos obsoletos que la rodean. Porque como dijo Jane Fonda: “tenemos que revisar el concepto envejecer. El viejo paradigma era: naces, llegas a la mediana edad y luego vas directo a la decrepitud. Deberíamos ver el envejecimiento como una escalera ascendente en la que se gana bienestar, sabiduría, y la habilidad para intimar verdaderamente”.