Cultura urbana

El sorprendente potencial plástico del cerebro: úsalo en tu beneficio

plasticidad cerebral
Ilustración: Manuel Cabrera.

En el vasto cosmos del conocimiento, un enigma persiste, una estructura compleja que nos desafía a comprender su grandeza y complejidad: el cerebro humano. Ese órgano prodigioso que se alza sobre las estrellas de nuestra galaxia, dicta sin cesar la sinfonía de nuestra existencia.

Cada pensamiento, emoción y acto creativo encuentran su origen en ese laberinto inabarcable que llamamos mente.

En el siglo pasado, una disciplina emergente abrió las puertas a un territorio inexplorado: la neurociencia. Un océano de posibilidades se extendía ante los científicos, quienes ansiosos por navegar sus aguas, deseaban revelar los misterios ocultos en la organización y funcionamiento del sistema nervioso.

Así, la neurociencia se convirtió en la brújula que hasta estos días nos guía  en el viaje hacia el corazón del cerebro humano. Una búsqueda apasionante que nos lleva a desentrañar cada capítulo de su historia, cada recuerdo, cada destello de creatividad que compone el tapiz de nuestra existencia.

El cerebro demuestra una capacidad asombrosa para aprehender y adaptarse, como un artista virtuoso que pinta en su lienzo cada detalle de nuestra vida. Cada suceso, por más insignificante que parezca, queda impreso en las intrincadas redes neuronales que conforman nuestra identidad.

Es la plasticidad cerebral el encanto secreto que permite este baile constante de cambios y adaptaciones. El cerebro no es un libro cerrado, sino un códice abierto a las experiencias que tejen nuestra historia. Con cada interacción, se forjan nuevas conexiones y sinapsis (proceso que posibilita la conexión entre neuronas) , que nos permiten evolucionar y crecer como seres humanos.

Los neurocientíficos descubrieron que el cerebro es el mago más poderoso que jamás hubiéramos imaginado. Su sistema de conexiones, sorprendentemente plástico, tiene la capacidad de reconfigurarse según el tipo de experiencia que recibe. Es como un universo en constante mutación, capaz de moldearse ante los retos de la vida.

En un mundo inquieto por desentrañar los misterios del cerebro humano, nos embarcamos en una travesía para escuchar a una voz experta en este vasto universo: la doctora Gabriela Romo. Esta profesional es una apasionada por desvelar los enigmas de la mente. Sus conocimientos son una guía esencial para aquellos que buscan utilizar el potencial del cerebro en su propio beneficio. Escuchemos esta entrevista:

Una mirada desde la resiliencia

En el entramado de la neuroplasticidad, un vocablo emerge con fuerza arrolladora: resiliencia. Esta poderosa palabra, cargada de significado, trasciende las paredes de los centros de investigación del cerebro y se expande como un eco. La resiliencia, una nueva incorporación a nuestro léxico y experiencias cotidianas, se perfila como una herramienta esencial para enfrentar los embates del destino.

Para el médico investigador Albert Oriol-Boshc, en el mundo físico, la resiliencia evoca la imagen de la elasticidad y la flotabilidad de un cuerpo que, tras ser sometido a fuerzas que intentan deformarlo, regresa a su estado original. Pero esta definición va más allá de la esfera material. En las neurociencias, la resiliencia se convierte en una expresión de la adaptabilidad de individuos y grupos ante desafíos y amenazas.

Según Oriol-Bosch, para la psicología, la resiliencia se erige como un enigma fascinante: ¿cómo algunos logran sobrevivir y fortalecerse ante adversidades que pueden destrozar a la mayoría? En el crisol de la adversidad, se ha descubierto que la resiliencia individual está tejida por la confianza en uno mismo, la capacidad de planificación, el autocontrol y la persistencia en el compromiso.

La resiliencia no es una cualidad inmutable. Es un proceso dinámico y complejo. Los mecanismos para hacer frente a los desafíos y superarlos se entrelazan con el apoyo social, el humor, el control de las emociones y el aprendizaje reflexivo. Estos cimientos, reforzados por el conjunto de valores personales, impulsan la automotivación y construyen una fortaleza interior que hace frente a la adversidad sin desmoronarse.

Las comunidades y las familias también entran en el juego de la resiliencia. Los vínculos sólidos y la confianza mutua en el seno de un grupo construyen una resiliencia social capaz de absorber presiones y encontrar estabilidad en tiempos de crisis. Estudios que ha tomado en cuenta el citado investigador Oriol-Bosch, han revelado que el apoyo comunitario es una herramienta poderosa para el desarrollo de la resiliencia, tanto a nivel individual como grupal.

Para acercarnos a la resiliencia de manera responsable, entrevistamos a la psicóloga, Priscila Cazar, experta en el tema y que además cuenta con una certificación de la ICF.

La primera pregunta que le hacemos a Priscila es: ¿cómo puede ayudar la psicología positiva a nuestra vida?

A continuación le preguntamos: ¿cómo se complementan la psicología tradicional y la psicología positiva?

Sin embargo, ¿cómo lograr que nuestra mente se enfoque en los pensamientos positivos?

La siguiente pregunta que le hacemos a Priscila es: una vez elegidos los nuevos patrones de pensamiento y emoción que deseamos que nuestro cerebro priorice, ¿cuál es el proceso que debemos seguir para instalarlos ?

¿Todas las personas podemos cambiar de pensamientos y los hábitos que estos generan? ¿De qué depende que lo logremos o no?

No obstante, ¿por qué algunas personas desarrollan la resiliencia y otras no pueden lograrlo?

En este contexto de autoestima y resiliencia, le preguntamos a Priscila si es posible que exista relación entre paradigmas y resiliencia. Su respuesta es la siguiente:

En el camino de reconstruirnos y encontrarnos con la resiliencia, ¿qué tan importante es hacer un inventario de paradigmas para, a continuación, alejarnos de los paradigmas que, consideremos, ya no son necesarios en nuestras vidas?

A partir de la elección de nuestros propios paradigmas, ¿cómo logramos motivarnos y permitir que estos nos impulsen?

¿Cómo manejar la culpa que nos puede causar el alejarnos de los paradigmas del entorno más cercano, que por lo general, es nuestra familia?

¿Se puede transformar la culpa a través de la resiliencia?

¿Cómo convertirnos, con las herramientas de la psicología positiva, en personas resilientes?

En esta danza entre la plasticidad cerebral y la resiliencia, que hemos abordado con la neuróloga Gabriela Romo y la psicóloga Priscila Cazar, encontramos que somos seres inacabados capaces de encontrar la belleza en medio del caos, de crear en nuestra vida experiencias fructíferas que nutran nuestro espíritu y nos permitan crecer, desarrollarnos y avanzar.