Cultura urbana

El Día del No Tiempo. Recupera tu poder con la astrología maya

calendario maya
Ilustración Manuel Cabrera.

Todos los 25 de Julio de cada año marcan un antes y un después en el tiempo lineal que vivimos. Se trata de un día que fue llamado por los mayas “Día Fuera del Tiempo”, aunque también se le conoce como “Día Verde”, “Día del Perdón Universal”, o “Día de la Liberación Galáctica”.

Los mayas y los toltecas enseñaron que “el tiempo es arte”. Y que el Dïa Fuera del Tiempo es una pausa que nos invita a vivenciar el tiempo como canto, danza, música, poesía y espiritualidad. Es un día para la introspección, para la reflexión sobre lo que hemos hecho y deseamos hacer y para la reconexión con la naturaleza.

Este Día se celebra en todas las bio-regiones del planeta, y en más de 140 países se iza la emblemática Bandera de La Paz, creada por el ilustre artista Nicolás Roerich, y que consta de tres círculos rojos dentro de un anillo circundante.  

Según la cosmovisión Maya, el año termina el 24 de Julio. Eso sería, para nosotros, el 31 de diciembre. El 25 de julio, para los Mayas, es el día del No Tiempo o de la recalibración de la energía, y el nuevo año inicia el 26 de Julio.

El calendario maya está compuesto de 13 lunas (meses) de 28 días cada una, igual que el ciclo natural de la mujer. La Luna gira 13 veces alrededor de la Tierra en un año, 28 días es el tiempo que duran las 4 lunaciones (7 días dura la luna nueva, 7 días la luna creciente, 7 días la luna llena y 7 días la luna menguante). Entonces, serían 13 meses de 28 días cada uno, lo que suma 364 días. Este calendario es perfecto, y está conectado con los ritmos del Sol, la Luna, la Tierra y el cosmos.

Resulta que cada 25 de julio ocurre un fenómeno galáctico que marca el Día del No Tiempo. Se produce la sincronización del Sol de nuestro sistema con Sirio, la estrella más brillante del cielo nocturno y que rige la galaxia. Sirio está ubicado cerca de la inconfundible constelación de Orión (las tres Marías).

Podemos ver en Internet, cómo cada 25 de julio se vuelve viral la imagen de Sirio sobre la pirámide de Sol en Teotihuacán (México), y esta sincronicidad con Sirio marca el reinicio del año galáctico. De ahí que este calendario maya sea un verdadero calendario cósmico, que nos conviene conocer.

Sirio representa la intuición, el Sol secreto, y se dice que es nuestro Sol espiritual. Por eso, este día del “no tiempo”, lo consideraban un momento óptimo para preparar el alma para el nuevo ciclo, purificarse, reflexionar y meditar.

El Día Fuera del Tiempo te permite soltar y liberar la espiral del tiempo del año anterior, y a hacer espacio para la activación de la Nueva Espiral del Tiempo. Este día libera lo que no quieres llevar al próximo ciclo galáctico.

Pirámide de Sol en Teotihuacán.

Termina el año de la Luna Roja y empieza el del Mago Blanco

Dentro de la astrología maya, el ciclo que se cierra el lunes 24 de julio es el de “la Luna Autoexistente Roja”. Este fue un tiempo marcado por las emociones que nos conectó con el sentir más profundo. En este año tuvimos el llamado de volvernos “autoexistentes”, es decir, dejar de depender. Seguramente, la vida nos puso en la situaciones en que debimos asumir responsabilidades, actuar desde nuestro centro vital y practicar el desapego.

Se trató de una etapa de autorrealización, de liberarnos de lo que no nos permitía ser. Se nos pidió soltar el control y dejar ir formas limitantes. Dejar ir para dejar llegar, y cerrar temas pendientes para poder manifestar la propia visión. También, debimos salir del drama para ver realmente toda la potencia que hay en nosotros. La consciencia personal se abrió a una consciencia colectiva, y el trabajo en red, en fraternidad, tomó protagonismo.  

Si así lo hicimos, estamos listos para dar inicio a un nuevo ciclo, llamado del “ Mago Entonado Blanco”, cuya misión principal es traer la atemporalidad. “Recuerda la magia de vivir el hoy integrándote al universo”, es lo que nos dice el Mago.

Para los mayas, el año comienza el 25 de julio del calendario gregoriano y este año corresponde al del Mago Blanco.

Es decir que en este nuevo año galáctico, todos vamos a necesitar aprender a vivir en nuestro propio tiempo, marcado por nuestro ritmo interior. Quien siga en el tiempo y el ritmo de otros, va a entrar en caos.

Este sello maya está gobernado por Maldek (cadena de asteroides), que le aporta la energía de la sincronía. Será vital que aprendamos a sincronizarnos con la consciencia universal, con los tiempos divinos, que nos los están marcando la Frecuencia Schumann.

Vivir en la sincronicidad del aquí y el ahora

Para hacerlo, debemos atender a los latidos de nuestro corazón, y a sus mensajes. Es la voz de nuestro corazón la que nos permitirá entrar en sincronicidad con el tiempo galáctico. Es muy importante incorporar este concepto, que fue desarrollado, en 1950, por el maestro psicoanalista suizo Carl Gustave Jung. La palabra sincronicidad deriva de las raíces griegas syn (“con”, que marca la idea de reunión) y khronos (“hora”): reunión en el tiempo, simultaneidad.  

La teoría de sincronicidad de Carl Jung afirma que ningún acontecimiento es un hecho accidental, sino que nuestra vida está llena de un conjunto de coincidencias o “hechos acausales” (sin causas aparentes), que no lo son en absoluto, sino que son hechos resonantes con el tiempo universal. Mientras más coincidencias experimentas, más sincronía tienes con el Universo.

Este nuevo año galáctico nos invita a vivir el Aquí y Ahora del corazón, y aprender a gozar del don de la atemporalidad. A quienes estén más avanzados en estos temas, también les permitirá experimentar con las dimensiones paralelas y la condición mágica del tiempo.

El mago, chamán, hechicero y el jaguar, como su animal de poder, son los símbolos de este nuevo año. El mago habita el reino de las emociones y la espiritualidad. La energía o tono del Mago reúne los recursos para comandar y dar poder al propósito.

Su energía felina, es el vidente de la noche. Obtiene los poderes mágicos en un nivel superior de desarrollo consiente individual. Es fuerte, luchador, visionario. Puede despertar poderes psíquicos. Se interesa por lo ceremonial y dogmático. Se sana a sí mismo y a otros. Integra el saber desde el corazón, alineado en la voluntad divina.  

La frecuencia del Mago nos pide darnos el propio tiempo. La nueva energía aconseja tomar y retomar el poder y dejarse guiar por el corazón. La clave, pensar con el corazón.

Esta energía podría cambiar, incluso reiniciar, la dinámica de nuestras relaciones, sobre todo si hemos cedido nuestro poder a otros. Vamos a tener que reflexionar sobre qué tan fieles nos somos a nosotros mismos a la hora de tomar decisiones y elegir cómo vivimos el tiempo y los vínculos.

El llamado es a afirmar nuestro mundo interno y emocional, a darnos a nosotros mismos la libertad que pedimos a otros, reconocer la importancia del autocuidado, la autosanación, el conocimiento de lo que somos y queremos ser. 

2024: un año bisiesto y la nueva historia planetaria

El calendario gregoriano que usamos es antinatural y nos obliga a pensar de una manera mecánica. Nuestro calendario tiene también un año de 364 días, pero hay un fallo. Cada cuatro años, sobra un día, que es el 29 de febrero. A ese año, le llamamos “bisiesto”.

El último año bisiesto fue el 2020, cuando se desató el miedo mundial por la plandemia. El año bisiesto anterior a ese, fue el 2016, cuando ocurrió el terrible terremoto en Ecuador de 8 puntos Richter. El anterior año bisiesto fue el 2012, famoso porque en ese año se “terminó el tiempo lineal” en el calendario Maya”. Esto se interpretó como “el fin del mundo” y se hicieron muchas películas al respecto.

Realmente no se acabó el mundo físico, pero, en 2012, sí se terminó el tiempo psicológico de la humanidad. Es decir, que a partir de ese año la humanidad dormida en el sueño del tiempo lineal empezó a despertar masivamente a una realidad mucho más espiritual.

Todo se alineó para dar paso al cambio histórico que estamos viviendo como civilización. En el conteo del tiempo, según los mayas, el 2013 fue el año de la “recalibración energética”, y el 2014 fue el año del “recambio energético” cuando la nueva historia planetaria empezó a ser contada. Si quieren saber de qué se trata esta historia planetaria, les recomiendo ver el documental “El nacimiento de la Nueva Humanidad”

El próximo año bisiesto será el 2024. Significa que podemos anticipar que algo muy grande ocurrirá el año que viene. De qué se trate dependerá de la cantidad de energía acumulada en el inconsciente colectivo. Hay muchos temas dando la vuelta: catástrofes climáticas, erupciones volcánicas, inundaciones, subidas del nivel del mar, guerras civiles, inmigraciones violentas, control totalitario, predominio de la inteligencia artificial, más variedades de virus y muchos más.

Todo esto puede ocurrir, incluso al mismo tiempo. Pero las realidades paralelas ya están activas. Por eso, depende de cada uno qué realidad quiere alimentar en su mente. Quien aprenda a vivir en el tiempo del Universo, en la sincronicidad cósmica, y no en el tiempo marcado por el reloj del sistema, podrá evitar caer en cualquier catástrofe.

Los mayas nos legaron sus calendarios para anticiparnos a los eventos catastróficos. Y, sobre todo, nos legaron el concepto del “no tiempo”. En esa dimensión, donde el tiempo lineal no existe, es donde estamos a salvo.

Para que se comprenda mejor: recordemos momentos en que nos hemos sentido en ese “no tiempo”. Por ejemplo: cuando éramos niños y nos divertíamos jugando, cuando disfrutamos lo que hacemos, cuando nos enamoramos, cuando hacemos el amor, cuando meditamos. Lo logramos siempre que dejamos de regirnos por teléfonos, controles o ritmos de otros. Entonces, podemos calmarnos y entrar en esa dimensión propia de nuestro tiempo.

El aumento de la frecuencia Shcumman nos invita a vibrar en amor

Se trata de entrar en esa calma en la que podemos escuchar los latidos de nuestro corazón. Esos latidos están conectados con la resonancia Schumman, que es la frencuencia en la que late el corazón del planeta.

En 1905, el inventor serbio-estadounidense, Nicola Tesla anticipó cambios en las frecuencias de ondas electromagnéticas (resonancia Schumann) que podrían impactar en los seres humanos y posiblemente provocar un salto cuántico.

Hace unos años, se demostró que las ondas de la Resonancia Shumann vibran a una frecuencia de 7.8 (Hz) por segundo, cifra que coincide con las ondas cerebrales de los seres humanos. Es decir, estamos conectados al planeta desde nuestra propia frecuencia, creándose así una resonancia, una simbosis entre Madre e hijos.

Estas ondas se mantuvieron en esa baja frecuencia durante miles de años. Miles de años en los que la Tierra se vio envuelta en guerras, crisis, hambre, enfermedad, surgimientos y caídas de imperios, materialismo, egoísmo, miedo, en definitiva: sufrimiento.

Pero, en los últimos ocho años, los latidos del planeta han pegado unos picos impresionantes, situándose por encima de los 12 hertzios, incluso llegando hasta los 17 hertzios, y siguen en aumento. Esto es lo que está alterando nuestra percepción del tiempo. Se dice que el día ya no dura 24 horas, sino menos de 16 y se acorta más cada vez.

Este cambio de vibración trae aparejados múltiples síntomas emocionales y físicos en las personas, como: cansancio extremo, dolores en el cuerpo, estrés, insomnio, enfermedades espontáneas, alergias, ansiedad, depresión, y muchos más.

Por eso, se insiste tanto en la necesidad de hacer un trabajo personal, sanar las emociones negativas, perdonar, aligerar la carga del pasado. En definitiva: vibrar alto para poder soportar, incorporar y sincronizarnos con las altas frecuencias del planeta.

Recordemos que la frecuencia del amor es acelerada, muy rápida, mientras que la frecuencia del miedo es lenta y pesada. El amor transforma, y el miedo estanca. La Tierra está elevando y acelerando cada vez más su frecuencia, porque se está transformando en un planeta de paz, amor, coherencia, libertad. Los seres humanos que logren vibrar al ritmo de su Madre Tierra estarán a salvo de los desastres climáticos, sociales, políticos y económicos que envolverán a quienes sigan vibrando en las frecuencias bajas de la vieja Tierra.