La economía que mueve Catar 2022

Mundial Ecuador
Ilustración: Manuel Cabrera.
Pese a las continuas críticas que ha recibido la sede del mundial 2022, los países apuestan por el boom económico que se espera del evento deportivo.

No reclamar al árbitro. Respetar al contrario. Saludar deportivamente cuando se pierde. No responder a las provocaciones del rival. Todas estas son reglas del fair play o juego limpio, la normativa deportiva que debe regir el comportamiento de los jugadores de fútbol al ingresar a la cancha.

Este concepto, promovido por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) insistentemente desde 1986, tras la polémica “mano de Dios” de Diego Maradona, engloba la actitud positiva en la cancha; lo que no engloba es la actitud fuera de ella. 

Mientras los hinchas en cada rincón del planeta se alistan para el mes más importante del balompié, las críticas al país sede por las nocivas condiciones de trabajo en la construcción de infraestructura e irrespeto a los derechos humanos se vuelven más intensas.

Hace apenas un par de semanas, el expresidente de la FIFA Sepp Blatter admitió en una entrevista que Catar nunca debió ser seleccionado como sede. Aseguró que la decisión fue influenciada por el presidente francés del momento, Nicolás Sarkozy, a cambio de un préstamo de 14 600 millones de dólares. “Por supuesto que había una cuestión de dinero de por medio”, dijo.  Y es que, si bien se espera que en la cancha el fútbol sea limpio, fuera de ella la industria está marcada por un vaivén económico millonario que supera con creces al de las demás asociaciones deportivas a nivel mundial. 

El mundial de Catar, en ese sentido, no es la excepción, sino la regla. Y tras dos años de bajas, producto de la pandemia por covid-19, los ojos de los mercados internacionales están puestos sobre este evento deportivo y sus réditos. 

Según la consultora Deloitte, este deporte mueve más de 500 mil millones de dólares anuales, un rubro en el que actualmente las entradas a los partidos constituyen un ingreso menor, pues los aportes más importantes vienen de los derechos de televisión y marketing, los derechos de servicios preferentes y otros como la explotación de licencias. Es decir de la imagen del fútbol y sus estrellas. 

La Bahía, lugar icónico de Guayaquil debido a la venta de artículos de todo tipo. Las camisetas deportivas, remedos de originales, no pueden ser la expeción. Fotografía: José Alvarado.

El amor de las masas

Para la experta en marketing Sara Hamdan, la gran hinchada que tiene este deporte responde directamente a su simpleza. “Hay un héroe y un villano según quien lo mire. Hay una presentación dramática que puede terminar de manera inesperada. Es un fenómeno que apela directamente al corazón de los fans”, explica.

Con ella concuerda el economista y director del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, Pablo Lucio Paredes, quien señala que “el fútbol en Sudamérica está salpicado de teatro, y hay ciertos encuentros en los que el circo supera con creces al intento de jugar bien al balón (…). Es el reflejo de una cultura, por eso no solo es apreciado y amado sino por algunos idolatrado, es el que aparentemente lucha contra fuerzas ocultas que en realidad no son sino los males que uno acarrea en el alma”. 

Estos elementos, agrega el experto, han transformado al deporte en un caldo de cultivo para la idealización y, de paso, para las ganancias. “El fútbol se nutre de la sociedad y devuelve imaginarios. Esto ha llevado a que, en lo económico, se haya adaptado rápidamente a la globalización”. 

En Catar, esto se traduce en un boom de dinero. Si bien el país anfitrión ha hecho una inversión inédita de 200 mil millones de dólares, espera recibir a cambio más de 1,2 millones de visitantes y obtener una recaudación cercana a los 17 mil millones de dólares.

Según datos de Bloomberg, se estima que este sea el mundial que más ingresos genere. Curiosamente, solo el 10 % de la recaudación responderá a la venta de entradas. El 30 % de los montos proyectados se generará por derechos de medios, publicidad y venta de artículos.

Según Deloitte, solo los clubs de la Money League esperan ganancias de al menos 10 mil millones de euros como
resultado de la recuperación tras la pérdida de dos mil millones de euros durante la pandemia, además de las millonarias cifras que movilizará el mundial de Catar 2022.

El campeonato mundial constituye, sin duda, el evento más importante del fútbol, también en lo financiero. Revisemos algunas cifras: solo en premios, en Qatar 2022 la FIFA entregará 440 millones de dólares, aproximadamente un 10% más que en la edición anterior en Rusia 2018.

La hinchada de Barcelona forcejea con la Policía para ingresar al escenario deportivo. Fotografía: José Alvarado.

En el caso de Ecuador también importan las cifras. Por ejemplo, se estima que la selección nacional está valorada en 141,9 millones de dólares, casi tres veces (184 % más) que el valor de la selección que jugó las Eliminatorias a la Copa del Mundo  Rusia 2018 (50 millones de dólares).

El presupuesto de la Selección Ecuatoriana de Fútbol solo ha ido en aumento, pasando de 12 millones de dólares en 2010, a 28 millones en 2013, y así hasta llegar a los 141,9 millones actuales. Un gran porcentaje de esos montos proviene de los derechos de televisión.

Llegar al mundial es una oportunidad de negocios. Así lo señala Rafael Márquez, docente de una maestría de Marketing Deportivo en Valencia, España: “los americanos lo describen como un ‘win-win’; es una situación en la que gana el país, gana el hincha y ganan las empresas. Es una ventana al mundo que permite promocionar productos de exportación y generar espacios de negocio para auspicios, tours y más”.

Las ganancias también tienen un impacto en los jugadores convocados, quienes en su mayoría juegan en clubes internacionales. El año pasado, tras la clasificación, el país ganó 15,4 millones de dólares por la venta de pases de jugadores, la sexta cantidad más alta en la región. 

Las ganancias por la venta de entradas no son significativas para los clubes deportivos grandes, a pesar de la cantidad de hinchada con la que puedan contar. Hoy los equipos se solventan con la venta de derechos. Fotografía: Matt Kremaru.

Lo micro 

A propósito de Qatar 2022, se espera que las ventas de televisores y restaurantes se incrementen en al menos un 30 y 60 % respectivamente.

En las tiendas deportivas de Quito el comercio se disparó desde la semana pasada, principalmente por la adquisición de la camiseta de la Selección y otras de equipos como Argentina, Inglaterra y Alemania, que son algunos de los favoritos para ganar el mundial.

“Apenas acabó el campeonato nacional, nos empezaron a pedir la de la Selección”, explicó Juan Guano, administrador del local Sport Shop, en la avenida 6 de Diciembre. 

No existen cifras sobre el impacto local durante el mundial de fútbol, pero, tras meses de una tambaleante economía que no termina de recuperarse desde 2020, los pequeños comerciantes esperan que este sea el empujón que necesitan para terminar el año con las cuentas en verde. 

Ese también parece ser el escenario de los otros países que compiten por la copa del mundo. Más allá de la discriminación y el abuso laboral en el país sede, en Catar 2022 se juegan millones de dólares.

Quizás por eso cabe esta frase del bello cuento Memorias de un wing derecho, de Roberto Fontanarrosa: “El
fútbol es el fútbol, viejo”. Porque es verdad, el fútbol es el fútbol; una potencia capaz de movilizar, a través de la emoción y el sentimiento, millones de dólares y, también, a millones de personas.

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