Un camino a la visibilidad lésbica: de Audre Lorde a Garnet

Lesbianas
Ilustración: Manuel Cabrera.
Aunque el amor entre mujeres ha estado presente en la cultura, no siempre ha sido mostrado de manera clara: pensemos en Virginia Wolf, Mari Trini o Vilma (Scooby-Doo).

¿Será posible acaso que el amor lésbico se viva como una experiencia plena, sin los periscopios de la sociedad apuntando todo el tiempo? ¿Será esto posible algún día?

En 1984, la poeta lesbiana, feminista y activista afroamericana Audre Lorde publicaba su libro La hermana, la extranjera. Ensayos y discursos, texto que pretende, en un lenguaje sencillo y directo, motivar en las mujeres la necesidad de decir, de no callar, de visibilizar el hecho de que el silencio no protege. Cito un fragmento: 

“¿Qué palabras son esas que todavía no posees? ¿Qué necesitas decir? ¿A qué tiranías te sometes día tras día, tratando de hacerlas tuyas, hasta que por su culpa te enfermas y mueres, todavía en silencio? Puede que, para algunas de las aquí presentes, yo sea el rostro de uno de sus miedos. Porque soy mujer, porque soy Negra, porque soy lesbiana, porque soy yo misma… una mujer Negra, poeta y guerrera dedicada a su trabajo, que ha venido a preguntarles, ¿se dedican ustedes al suyo?”.

Audre Lorde, poeta, lesbiana y feminista afroamericana.

El fragmento anterior es una invocación a la autonomía de las mujeres, de les negres, de las lesbianas. Lorde es evidentemente un icono de la poesía política y el arte underground, pero, ¿y la cultura de masas? ¿Qué pasa, por ejemplo, con las canciones de reguetón o trap? ¿O con las cintas de animación? 

Hay que recordar que la palabra mainstream significa corriente principal: aquello de lo que la mayoría de la sociedad conoce, que se divulga a través de grandes plataformas tecnológicas, que da mucho dinero. Por ejemplo, en el último concierto de Bad Bunny en el Coliseo de Puerto Rico (julio de 2022), el polémico intérprete invitó a su presentación estelar a la joven artista de trap Young Miko. Ella es la primera artista del llamado “género urbano” que ha tenido una visibilidad masiva con letras explícitas de amor lésbico. 

A ella, desde luego, hay que agregar a varias artistas que se han dado igualmente a conocer en el período más reciente como la canaria Ptzeta, la chicana Snow the Product o la puertorriqueña La Duraca. Todas ellas hablan de manera directa sobre su orientación sexual, sus afectos y deseos. Por ejemplo, Young Miko dice en su canción “Trending”: “Dos amiguitas que traje de Frenchy’s, grr, yeah, oh-oh/ Que tiene marido, pero que se joda (no cap)/ que si es por ella cancela la boda (Ajá)”.  

Esa frontalidad y divertido descaro eran impensables en la época de otra famosa artista urbana –y lesbiana– de la vieja escuela, Lisa M (Mary Lisa Marrero, San Juan de Puerto Rico, 1974), quien durante gran parte de su período en los escenarios cantó letras eminentemente heterosexuales y construyó una imagen artística alrededor del gusto masculino (resultado evidente de la época en la que tocó cantar).

Obviamente el relato social está cambiando. En su canción “La historia”, por ejemplo, Snow tha product se permite contar un flirteo con una chica en una disco: “(Fue) con una boricua, mala mía/ Le traté de hablar Spanish, she no speak/ A mí me encanta el pelo chino/ Con una actitud de diva/ y una cara de que mmm me va a arruinar la vida”. 

Desde los poemas de Lorde hasta las letras de Young Miko o Snow tha Product hay varias generaciones de por medio, pero también un camino que va (a veces linealmente, a veces a través de giros, circunvoluciones y retrocesos) desde el silencio, hacia la lucha y, finalmente, al juego y la libertad. No se trata de procesos lineales ni irreversibles: el conservadurismo está empeñado en recortar derechos civiles bajo cualquier pretexto. 

En todo caso, la pregunta sobre la que se me invitó a reflexionar es: ¿hay representaciones lésbicas en la cultura mainstream? En la música urbana queda demostrado que sí: hay un cambio. Se trata claramente de un síntoma positivo, pero ¿se corrobora en otras expresiones de la cultura de masas, de la cultura mainstream?  

En un primer momento pensé en un escenario pesimista o, por lo menos, problemático. Por ejemplo, pensé en mis amadas animaciones, cómics, mangas y novelas gráficas. Recordé que la segunda entrega de Jurassic World eliminó una escena lésbica. (Aquí ponga al conservador que le guste dando su sermón apocalíptico). 

Igualmente, en la película animada de Disney-Pixar, Buzz Ligthyear (2022), dos mujeres se besaron y la película no se pudo estrenar en catorce países. (Aquí ponga al conservador que le guste –o disguste– dando su sermón apocalíptico y mil veces así). 

Es evidente, por supuesto, que falta una representación que no requiera defenderse todo el tiempo de los censores morales, hasta que los más cuadrados acepten que hay gente que siente y vive de otro modo. 

Aunque el amor entre mujeres ha estado presente en la cultura a lo largo del tiempo, no siempre ha sido de manera clara y, en muchos casos, la dificultad de “salir del clóset” ha motivado obras que van en consonancia con la lucha interna de las mujeres a quienes les tocó vivir secretamente su amor por miedo al rechazo social, al desprecio, a la censura y, en casos más graves, miedo a perder la vida. 

Podemos pensar en la obra de Virginia Wolf, en las canciones de Mari Trini e incluso en la primera etapa cómica de Ellen DeGeneres (y hasta en la ya mencionada Lisa M). Un crudo caso de estas dificultades se trata de manera muy emotiva en la novela gráfica El azul es un color cálido, de la autora Julie Maroh. En la que el personaje principal es una chica que trata de querer a un muchacho, pero no siente nada y, luego, se enamora de una mujer de cabello azul quien, virtualmente, transforma su vida.  

¿Será posible acaso que el amor lésbico se viva como una experiencia plena, sin los periscopios de la sociedad apuntando todo el tiempo? ¿Será esto posible algún día? Puede ser, aunque con certeza habrá otros líos que resolver. Sin embargo, a lo largo de la escritura de este artículo, noté que quizás mi pesimismo se debía más a la estructura de mi propia sensibilidad que a los hechos objetivos. Young Miko es un síntoma de que la situación está cambiando, que mejora. Hoy se dice y se hace, parafraseando a Lorde: “el silencio se transforma en lenguaje y acción”.

Los diferentes formatos que predominan hoy en día en la cultura pop (cómics, novelas gráficas, pódcast, y contenido generado en las redes sociales) se han encargado de poner al alcance de todos historias y personajes que llevan con orgullo y sin tapujos su orientación sexual. Incluso, en el cine hay obras que sitúan el afecto lésbico en el centro de sus historias. Go fish (1994), por ejemplo, es una película donde el amor entre mujeres se asume con la naturalidad, gracia y sentido del humor. Desde luego, no se trata de una película mainstream, pero su mera existencia habla de una lucha poderosa para eludir los prejuicios y sesgos del espectro más conservador de las sociedades. 

Cartel de Go Fish, película centrada en la vida de un grupo de lesbianas. Fotografía: Filmaffinity.

Un caso interesante sobre la evolución de la sociedad en el tratamiento de la representación lésbica es el de Vilma Dinkley, personaje característico de la franquicia Scooby Doo. En la serie original, ella era una chica tímida, inteligente y, aunque no encajaba en los moldes más normalizados de la belleza femenina, sostenía un discreto interés hacia las personas del otro sexo. Sin embargo, su relación con Shaggy parecía un romance “arreglado” para normalizar a los personajes “raros” (en contraste con la pareja de seres rubios –Daphne y Fred– que tenían una historia romántica sostenida y, aparentemente, funcional). 

Lo interesante es que, desde 1969 cuando Vilma apareció, los directores, animadores y guionistas han reconsiderado progresivamente y por diversas razones la orientación sexual de Vilma. ¿Vilma fue siempre lesbiana y ahora la quieren (o pueden) sacar del clóset? ¿O simplemente se trata de adaptar las características del personaje a tiempos más empáticos con las diversidades sexuales?  

Probablemente, más bien, lo segundo. De hecho, en la película live action de la franquicia de Scooby Doo, estrenada en 2002 bajo la dirección de James Gunn, se filmaron escenas donde se mostraba una relación lésbica entre Vilma y Daphne (aunque finalmente fueron suprimidas del corte final). Y en la película Trick or Treat Scooby-Doo!, ella se siente atraída por el personaje femenino de Coco Diablo, una chica trigueña de cabello platinado. Es decir que el “tira y afloja” con este personaje no ha parado. 

En varios sentidos, un recorrido a través de las diferentes caracterizaciones de Vilma en los diversos seriados televisivos que componen este universo detectivesco, caricaturesco y “perruno” es paralelamente un recorrido por la manera en que la cultura mainstream ha comprendido la sexualidad femenina a lo largo de los últimos cincuenta años. 

Vilma y su amor platónico, Coco Diablo.

Sin embargo, hay modelos más recientes que no buscan compensar una culpa del capitalismo para redimirse ante los ojos de las nuevas generaciones. En esa dirección, Silmara Takazaki, profesora de estudios de género de la Universidad Tecnológica Federal do Paraná (Brasil), señala tres ejemplos de personajes animados lésbicos, con una identidad autoabastecida e inequívocamente gay: Garnet (de Steven Universe), Marceline (de Hora de Aventura) y She-ra (de She-ra y las princesas del poder). 

Entre ellas, Garnet es probablemente quien refleja de manera más consistente esa nueva mirada (en cierto sentido, fundacional). Se trata de una mujer intergaláctica que está configurada por dos personajes femeninos conplementarios quienes, al estar juntos, la constituyen como una criatura poderosa. Estos personajes son: Rubí (enérgica y agresiva) y Zafiro (contemplativa y estoica). Y al juntarse, se convierten en un ser superior que, simbólicamente, es una metáfora del amor en clave lésbica. 

Desde luego, se pueden hacer críticas a lo que significa el amor romántico, pero ese es otro asunto. 

Tampoco se puede descartar que hay ciertamente un parecido entre el personaje de Garnet y la poeta y activista Audre Lorde (una Audre Lorde ciberpunk, ciertamente), pues ambas revelan que el amor lésbico puede ser mostrado con orgullo, sin silencios ingratos. 

¿Cuál será el siguiente paso en este periplo? 

Probablemente cantar una canción de Young Miko a todo volumen sin que nadie nos censure y, sobre todo, sin censurarnos nosotras mismas

Garnet es un personaje ficticio de la serie animada Steven Universe. Ella es una gema.
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