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Mumm-Ra: La esclavitud a través de la eternidad

MummRa
Ilustración: Manuel Cabrera.

“Antiguos Espíritus del Mal, transformen este cuerpo decadente en Mumm Ra, El Inmortal”

MUMM RA, sortilegio de mutación

La serie conocida como ThunderCats o Los felinos cósmicos nos regaló uno de los personajes más inolvidables de las caricaturas de la década de los 80: Mumm-Ra, su villano principal. Dicho personaje es una momia de apariencia frágil, con la piel cubierta de tejido necrótico color azul, ojos grandes y rojos, y apenas una capa para cubrirse. 

Cabe recalcar que en este artículo no he considerado la aparición de Mumm-Ra en el reboot de la serie en el 2011 ni en ThunderCats Roar (2020) ya que ambas series fueron canceladas luego de la primera temporada.

Los orígenes

Según la serie de comics ThunderCats Orígenes: Héroes y villanos, publicada por el sello editorial WildStorm, Mumm-Ra, antes de salir una y otra vez de su sarcófago para defender sus territorios de la ocupación de los felinos cósmicos, había sido un sacerdote egipcio al servicio del Faraón y los suyos. 

Al sentirse insatisfecho porque el Faraón, quien lo consideraba como parte de su familia, no compartiría sus riquezas con él, Wahankh —así se llamaba en ese entonces— cometería un grave acto de traición y pactaría con cuatro deidades para obtener poderes mágicos, para de ese modo derrocar al gobernante egipcio.  

Estas deidades no eran más que “Los Antiguos Espíritus del Mal” quienes, ante la oferta de un esclavo que les serviría por toda la eternidad y, en contraparte, reinaría sobre la Tierra en nombre de ellos, le otorgaron al sacerdote su deseo, convirtiéndolo en Mumm-Ra, El Inmortal. 

Luego de una batalla en la que nuestro villano hizo gala de sus nuevos poderes otorgados por el ejercicio de “las artes oscuras”, el hijo del faraón terminaría derrotándolo y su condena sería vivir momificado y encerrado en la pirámide de Ónix infinitamente.

Portada del primer número de ThunderCats Orígenes: Héroes y Villanos. Fotografía: Gabriela Vargas.

Los dos cánones

Los primeros cómics de los ThunderCats fueron creados por Marvel, donde se contaban historias más bien genéricas que no aportaban mayor cosa a la saga, especialmente a partir de la finalización de la serie animada de los 80. Es por esta razón que no tuvieron mucho éxito.

Luego de un tiempo, DC se hizo con los derechos y delegó a la subeditorial Wildstorm la producción de una nueva serie de cómics, basada en los héroes de Thundera.

En esos volúmenes, los fanáticos de la serie pueden encontrar la historia de Mumm-Ra y otras que otorgan un mejor cierre a los personajes y a la trama de la serie animada. Incluso hay una saga —impensable para los fanáticos de la serie televisiva— donde nuestra querida y superpoderosa momia se alía con Leon-O, para enfrentar a unos enemigos llamados “Los Perros de Guerra”.

Hace un año, se lanzó el crossover: He-Man/ThunderCats. Donde por fin vimos juntos a dos franquicias que marcaron nuestra infancia.

Transformaciones

Sin duda, la parte más llamativa de la serie animada eran las trasformaciones de Mumm-Ra. Dependiendo la cantidad de poder que fuera otorgada por las cuatro deidades, este podía transformarse en: Mumm-Ra, El Inmortal; Mumm-Ra, El Todopoderoso (en la que absorbe por completo los poderes de los Antiguos Espíritus del Mal); y Mumm-Ra, el Amo de los sueños, siendo, este último, capaz de entrar en los sueños e influir en sus enemigos mediante una especie de control mental. 

Otro poder interesante que tenía el villano era la capacidad de disfrazarse. Podía tomar desde la forma de una mosca hasta verse idéntico al Rey Arturo (de hecho, el disfraz fue un recurso utilizado en múltiples capítulos para intentar engañar a los ThunderCats). 

De las transformaciones, la más conocida es la de Mumm-Ra, El Inmortal. Fotografía:

La mortalidad, ¿un regalo?

En principio, como habíamos comentado antes, fue el mismo Wahankh quien se ofreció para servir a los Antiguos Espíritus del Mal por toda la eternidad

Si dejamos de lado lo que implica prometer la “inmortalidad” en contextos religiosos, el hecho de no poder morir o morir solo en ciertas circunstancias, en muchos de los personajes que podemos sacar de la cultura popular es, más bien, un castigo o sacrificio

El caso más conocido es el de los vampiros. Por ejemplo, en la película de Jim Jarmusch, Solo los amantes sobreviven, una pareja de vampiros que ha estado junta desde tiempos inmemoriales (con sus respectivos “respiros”) ha evolucionado al punto de no querer beber la sangre contaminada de los humanos, al extremo de tener que elegir entre morir intoxicados o por inanición. 

También están los personajes de la famosa serie de los 90, Highlander, quienes, al descubrirse resucitados luego de su primera muerte, se condenan a vivir con la misma edad y mismas características externas (heridas, defectos físicos), sin dejar de lado el amargo hecho de que verían morir a sus seres queridos una y otra vez a lo largo de sus vidas. 

La diferencia entre estos personajes del audiovisual y Mumm-Ra es que la momia está directamente relacionada con la mitología y la historia faraónica.

Entonces cabría preguntarnos, ¿cuál es la diferencia entre la inmortalidad en la cultura faraónica y en otras cosmovisiones? Para los antiguos egipcios, la momificación suponía una manera de evitar la desintegración del cuerpo y contener el Ka (parte del espíritu que permanecía en la tumba) para que éste pueda eventualmente reunirse con el Ba (parte del espíritu que subía al astral). Ambos estarían indisociablemente unidos por el cordón de Osiris.

De algún modo, Mumm-Ra, en estado de momia, está solamente habitado por el Ka, que le permite meramente sobrevivir. Solo cuando invoca a los Antiguos Espíritus del Mal, se convierte en Mumm-Ra, El Inmortal (y se reúne con su Ba).

De algún modo, Wahankh encarna una versión bizarra, apócrifa de la comprensión que los egipcios tenían de la inmortalidad: no es en vano que sus archienemigos sean gatos, animales sagrados para los faraones.

Mumm-Ra está directamente relacionado con la mitología y la historia faraónica. Fotografía: Universo Retro.

Ahora bien, ¿qué es lo que lleva a Wahankh (aka Mumm-Ra) a ofrecerse como esclavo por toda la eternidad? Si seguimos la explicación del cómic (y de la serie televisiva), la razón es su ansia de poder para controlar el mundo astral y el mundo terrenal. Sin embargo, quizás hay una razón más profunda que se insinúa a lo largo de ambos formatos. 

El filósofo holandés Baruch Spinoza nos dice que todos los seres vivos estamos definidos por un conatus, por una voluntad de vivir, de seguir siendo a toda costa.

En ese sentido, Wahankh también posee un sentido de resiliencia, de insistencia en el deseo de vivir. Tiene una ética que ni encaja ni se corresponde con la moralidad dominante (que representan los ThunderCats).

La estructura dramática de la serie hace que Mumm-Ra nos parezca repudiable, incómodo, pero también propone una visión vulnerable y condicionada del poder, porque la momia solamente puede transformarse en el ser plenipotenciario que es Mumm-Ra (con todas sus capacidades sobrenaturales) dentro de la pirámide, siempre “vigilado” por las cuatro estatuas de Los Antiguos Espíritus del Mal, de los cuales toma prestado su poder para, así, salir transformado, al exterior.

Y, una vez agotado este poder, debe volver a su sarcófago para recuperar su energía. 

 ¿Qué valor tiene la inmortalidad, si el precio es la esclavitud?

Como niña que nació y creció en la década de los ochenta, los ThunderCats fueron parte importante de mi infancia y de los juegos en los que me vi envuelta durante recreos y horas muertas de la tarde, persiguiendo a mi hermana y amigos con mi espada del augurio, imaginando que la misma me protegería, si se aparecía un momia transformada e inmortal por la noche.