Extracto de “Yo Robot” de Isaac Asimov, 1950
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En una época de cambios vertiginosos y transformaciones radicales, el mundo del trabajo no es ajeno a la revolución que la inteligencia artificial y la robótica están gestando en el seno de nuestras sociedades. Aquellos empleos que alguna vez parecían inamovibles y seguros, hoy se ven amenazados por la automatización y la digitalización.
Sin embargo, ¿conviene sumergirse en la fatalidad y el pesimismo o es mejor explorar cómo estas tecnologías, en su imparable avance, están generando nuevas oportunidades y empleos que ni siquiera podíamos imaginar hace unos años?
La pregunta que nos asalta, entonces, es la siguiente: ¿cómo se están redefiniendo nuestras profesiones ante la irrupción de la inteligencia artificial y la robótica, y qué nuevos empleos emergen en este paisaje laboral en constante evolución?
Ilustraciones generadas con IA por Luis Fernando Rojas.
El espectro de trabajos que surgen en la era de la inteligencia artificial es amplio y diverso, abarca desde especialistas en análisis de datos y programadores de algoritmos, hasta profesionales que se ocupan de la ética y la gobernanza.
Estos nuevos empleos no solo requieren habilidades técnicas específicas, sino también una visión holística y multidisciplinaria que permita abordar los desafíos que la inteligencia artificial plantea desde diferentes perspectivas.
De este modo, la inteligencia artificial y la robótica están trazando un nuevo mapa del empleo, uno que exige una adaptación constante y la adopción de enfoques interdisciplinarios. Y aunque todavía nos encontramos en las primeras etapas de este proceso, es fundamental comenzar a prepararnos para este nuevo paradigma laboral y aprovechar las oportunidades que nos brinda para crear un futuro con nuevos escenarios.
Lecciones de la historia: resistencias y oportunidades. De la imprenta a la inteligencia artificial
El miedo a que las máquinas nos arrebaten los trabajos es un tema que resurge con cada revolución tecnológica. En un recorrido hacia el pasado, la historia de la imprenta y su tránsito asimétrico nos brinda un espejo en el que podemos observar la evolución y el impacto de la inteligencia artificial y la robótica en nuestras sociedades actuales.
La llegada de la imprenta en el siglo XV significó un cambio radical en la forma en que la información se comparte y se genera conocimiento. No obstante, esta revolución trajo consigo resistencias. Principalmente de la Iglesia Católica y las monarquías que vieron en la invención de la imprenta una amenaza al monopolio que ostentaban sobre el conocimiento.
Hoy, en plena Cuarta Revolución Industrial, la inteligencia artificial y la robótica emergen como tecnologías de la información y comunicación que están transformando la forma en que trabajamos y vivimos. Al igual que la imprenta, estas tecnologías presentan oportunidades y desafíos, beneficios y riesgos.
Los pesimistas tecnológicos: una visión del empleo en la era de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial y la automatización parecen haber llegado para quedarse, y los trabajadores, azotados por los vientos del cambio, podrían sentirse perturbados ante un océano de dudas.
Los más pesimistas ven el horizonte oscurecido por una tormenta perfecta de desempleo y sustitución de mano de obra humana. Entre ellos, académicos de la Universidad de Oxford como Carl Benedikt Frey y Michael Osborne plantean un panorama sombrío: la destrucción de empleos en manos de la robótica y la inteligencia artificial podría ser implacable.
En febrero de 1961, la revista Time publicaba una nota titulada “The Automation Jobless”, mediante la cual alertaba sobre la pérdida de empleos por la automatización y la escasa creación de nuevos trabajos.
Si este discurso viene incubándose hace décadas, ¿quién puede culpar a los trabajadores cuando las cifras parecen confirmar sus peores temores? Estudios del Banco Mundial advierten de un desempleo en aumento y un riesgo cada vez mayor de la automatización en todo el mundo. Pero, ¿qué sucede cuando miramos más allá de la superficie, más allá del alarmismo mediático y nos sumergimos en la complejidad de este fenómeno global?
La realidad es que el futuro no está escrito. Los países con modelos políticos y sistemas educativos sólidos, por poner el caso de Alemania, pueden estar mejor posicionados para enfrentar los desafíos de la automatización. Por otro lado, naciones como las de América Latina, con democracias endebles y brechas educativas, corren el riesgo de convivir con una población no solo desempleada, sino también no empleable. En cualquier caso, las políticas públicas de adaptación serán fundamentales para enfrentar el desafío.
1961:
— Pessimists Archive (@PessimistsArc) October 18, 2019
‘The Automation Jobless’ – Time Magazine https://t.co/zxqcPBQust
'Automation Might End Most Unskilled Jobs in 10 Years' – Sydney Morning Herald https://t.co/eDzeOXB6cM
🕳️ pic.twitter.com/AVBFZihTEl
Mientras tanto, en la búsqueda de un futuro más esperanzador, algunos analistas apuntan a que las estimaciones de pérdida de empleo no siempre tienen en cuenta si la automatización de un trabajo será económicamente viable. La adopción de nuevas tecnologías podría llevar más tiempo del que se cree, lo que permitiría a los trabajadores adaptarse a los cambios.
Así, la visión pesimista podría no ser el único futuro posible. Los trabajadores y los gobiernos tienen la oportunidad de moldear el mundo laboral del mañana, de tomar medidas audaces y prepararse para la ola de cambios que se avecina. El empleo en la era de la inteligencia artificial es un tema complejo y multifacético, y solo el tiempo dirá cómo se desarrollará realmente esta historia.
Para los optimistas, el futuro que se avisora es brillante
En el fondo, un aire de esperanza se cierne sobre el debate de si la humanidad está condenada al desempleo masivo como resultado de la implacable irrupción de las máquinas en nuestra vida diaria. Lejos de la catástrofe, el cambio tecnológico crea nuevos empleos y oportunidades para aquellos dispuestos a adaptarse.
Bill Gates ha dicho en reiteradas ocasiones que la Inteligencia Artificial puede mejorar la productividad en el campo laboral. ¿A qué profesiones se ha referido el cofundador de Microsoft? https://t.co/gUeZWmei7A
— Cambio (@estoescambio) April 27, 2023
El fenómeno de la destrucción creativa, una idea acuñada por el economista Joseph Schumpeter en 1942, describe cómo las innovaciones tecnológicas destruyen empleos obsoletos, pero también generan nuevas industrias y oportunidades laborales. La historia muestra que, en general, la tecnología ha tenido efectos netos positivos en el empleo. Sin embargo, existe una creciente preocupación por el hecho de que el empleo de alta cualificación pueda concentrarse y dejar atrás a la mayoría de la población.
Los estudios citados por estos académicos optimistas sugieren que, si bien la automatización puede reducir empleos en algunos sectores, como la manufactura, el crecimiento en el sector de servicios y en nuevas áreas de empleo, como la arquitectura, la ingeniería, la informática y las matemáticas, pueden compensar esas pérdidas. Además, enfatizan que el empleo en realidad creció más rápido en los campos que se estaban computarizando rápidamente.
Las profesiones basadas en rasgos humanos, como la creatividad y la inteligencia emocional, también podrían experimentar un aumento de la demanda. De hecho, la automatización puede permitir a los trabajadores menos calificados realizar trabajos que antes no podían, aumentando así su productividad y demanda.
Los críticos de las predicciones más sombrías sobre el futuro del empleo humano sostienen que tales estimaciones a menudo se basan en una visión simplista y reduccionista de las ocupaciones y tareas que las componen. En lugar de reemplazar completamente a los trabajadores humanos, argumentan que la automatización podría complementar y aumentar la productividad humana, en lugar de sustituirla por completo.
El futuro puede ser menos apocalíptico de lo que algunos temen. En lugar de un mundo sin empleo para los humanos, la revolución tecnológica en curso podría generar nuevas oportunidades para aquellos dispuestos a adaptarse y desarrollar habilidades interprofesionales.
Un mundo en constante transformación
Hace ya una década que la discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el empleo ha dominado la agenda global. Hoy, sin embargo, mientras el mundo se adentra en el corazón de esta nueva revolución, no se puede evitar sentir que el cambio es inevitable: una amalgama de opiniones, cifras y predicciones se agolpan, intentando dar sentido a un futuro que parece inescrutable.
Desde la emblemática obra de Carl Benedikt Frey y Michael Osborne en 2013, El futuro del trabajo, que proyectaba que el 47 % de los empleos en Estados Unidos se encontraban en alto riesgo de automatización, hasta las estimaciones de McKinsey Global Institute, que barajan cifras significativamente menos alarmantes, la incertidumbre reina en el horizonte laboral. La diversidad de enfoques y variables analizadas hacen que sea casi imposible consensuar un diagnóstico certero.
La realidad es que las tecnologías emergentes tienen los dos lados de una moneda: por el uno, prometen automatizar tareas y mejorar la eficiencia en innumerables sectores, pero, por otro, amenazan a quienes se mantienen inamovibles en una zona de confort. En este contexto, ¿es el apocalipsis laboral una certeza o simplemente una posibilidad entre muchas?
No cabe duda: algunos empleos desaparecerán, mientras que otros se transformarán de manera radical. La clave para los trabajadores, entonces, será adaptarse y mantenerse relevantes en un mundo en constante evolución.
La formación y el aprendizaje continuo serán esenciales para enfrentar este futuro incierto. No obstante, este enfoque no es suficiente por sí solo. La responsabilidad no recae únicamente en los individuos, sino también en los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto.
Así, en este mundo de contrastes y paradojas, nos vemos inmersos en un futuro donde la inteligencia artificial es tanto una oportunidad como un desafío. Las certezas son escasas, pero algo parece claro: la incertidumbre es la única constante en esta aldea global.