Un amarre para el amor

Ilustración: Manuel Cabrera. Revista Bagre.
"Trabajo con las ánimas, a las que le pido el primer lunes de cada mes. El acero es el único material que ayuda a contrarrestar cualquier maleficio".

A Florentino Ariza el olor de las almendras amargas le recordaba el destino de los amores contrariados. Y no era para menos. La suya es una de las historias de amor más célebres de la literatura universal. 

Ambientada a inicios del siglo XX, en la ciudad de Cartagena, Colombia, El amor en los tiempos del cólera, obra maestra de Gabriel García Márquez, narra el febril romance entre Fermina Daza y Florentino Ariza, una pareja que por esos azares crueles del destino estuvo separada muchísimos años.  

Ariza se resignó a esperar a Daza 53 años, 7 meses y 11 días con sus noches. Antes había estado con más de 600 mujeres, pero ninguna le hizo palpitar el corazón como ella, tal como lo sintetiza este pequeño pero revelador diálogo:

—¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir con este ir y venir del carajo? 

—Toda la vida…

Gregorio Salomón, el brujo amazónico

Historias así son el pan de cada día de Gregorio Salomón. Ha escuchado tantas anécdotas de amores contrariados que podría seguir los pasos de Gabriel García Márquez y escribir una docena de novelas.

Gregorio Salomón junto a su altar. Fotografía: Mónica Cabrera. Revista Bagre.

Aunque lo suyo no es la literatura, invierte buena parte de su tiempo en la lectura.

Pero en la lectura de las cartas, unas barajas egipcias cuya iconografía policrómatica se disemina sobre 56 arcanos menores y 22 arcanos mayores.  

Gregorio Salomón mide alrededor de 1,70 metros, luce una barba hollywoodiense y es dueño de una melena de la que brota un manojo de canas cuya densidad sugiere la edad por la que transita: 44 años. 

Gregorio se decantó por la taumaturgia profesionalmente a los 20 años, pero su acercamiento con esta actividad viene de tiempo atrás.

De niño veía a su padre y a su abuela resolviéndole la vida a todos aquellos que, atribulados o enfermos, buscaban sus servicios. 

Estos antecedentes, los de su digna y amplia dinastía de curanderos, le empujan a pedirle a la gente «que acuda a profesionales que sepan de este arte que se ha ido denigrando por tantos charlatanes que abusan de la desesperación y la angustia de las personas».

Las barajas españolas le dan a Gregorio Salomón un primer vistazo de la situación del consultante. Fotografía: Mónica Cabrera. Revista Bagre.

Sus conocimientos propios y los que ha heredado de sus ancestros, lo orillan a declararse, rotundamente, curandero y chamán. 

«Hago toda clase de trabajos, desde amarres para que tu pareja vuelva, hasta limpias espirituales», dice sin un atisbo de vacilación en su lóbrego consultorio ubicado en el centro de Guayaquil, una oficina de unos cinco metros cuadrados en la que San Gregorio Hernández, Ekeko, el Divino Niño, San Antonio y el mismísimo satanás cohabitan en perfecta armonía en medio de ajos, velas y montes. 

Este altar cuidadosamente ornamentado, que se levanta sobre un paño de color rojo en el que Gregorio Salomón ha ofrendado álamo, ruda, ortiga y rosa de muerto, también da cobijo a la no menos célebre figurilla del huaco del amor, una estatuilla peruana de la cultura moche, cuya lujuriosa postura de sus protagonistas, con todo y falo a la intemperie, evoca al mundialmente famoso Kama-sutra.

Gregorio Salomón, como le gusta que lo llamen, va desgranando cómo pone coto a las angustias que afligen a sus abandonados clientes. 

—Puedo realizar amarres a través de una prenda o una fotografía, o lo puedo desesperar (al amante fugitivo) por medio de un cigarro. Hay casos en los que se puede recuperar a la pareja en 15 o 20 días, pero hay que tener paciencia porque la persona que está solicitando mi trabajo debe ser guiada —dice con la seriedad que el caso amerita.

Un ritual para el amor de los que realiza Gregorio Salomón. Fotografía: Mónica Cabrera. Revista Bagre.

Al mismo tiempo sus ojos penetrantes pasan revista a la entrevistadora en búsqueda de alguna emoción.

Albert tiene respuestas para todas las dolencias del corazón

Debajo de la oficina Albert, otro curandero a quien les sobran respuestas para todas las “dolencias” del corazón, venden peluches de todo precio y tamaño, como si se tratara de un buen augurio para el amor restablecido o en vías de recuperación. 

Ya en el lobby de su oficina —no a mucha distancia de donde Gregorio Salomón hace lo suyo—, un diván blanco con negro, unas cenefas con signos zodiacales, una caja de incienso y una baraja del Tarot que contiene el pasado, el presente y el futuro de los que hasta allí acuden, dan cuenta del oficio de Albert.

Sin embargo, sus casi dos metros de estatura, la camisa a rayas que viste, el jean, la gorrita negra y el par de lentes, le dan un aire de guerrillero.

En el espacio reservado para su altar, un personaje tétrico prevalece entre todas las demás figuras; ni el turbante coronado con flores que lleva en el cráneo alcanza a disimular su funesta presencia.

Se trata de la Santa Muerte, una calavera con cara de pocos amigos para quien Albert tiene palabras elogiosas y reivindicatorias.

—La Santa Muerte es venerada en México, son muy pocas las personas que trabajan con ella. Yo soy uno de ellos porque le encomiendo mis rituales, mi trabajo para el amor. 

Imagen de la Santa Muerte en el consultorio de Albert. Fotografía: Mónica Cabrera. Revista Bagre.

Albert hace hincapié en que siempre hay que tener presentes a los espíritus que ya están descansando, así como tenerlos en velación para mantener la mesa caliente cuando se hace algún tipo de ritual o trabajo.

—Pero por lo general aquí no hacemos ningún tipo de ritual negativo —relata sin demora.

En seguida muestra una prueba de sus buenas intenciones: un corazón formado con pétalos rojos en el piso. 

—Hice un ritual para el amor. Una pareja quiere protegerse porque sus familias están en contra de que sigan juntos.

Recetas mágicas y secretas

Parte de las municiones de Gregorio Salomón —algunas no pueden ser reveladas porque son secretas, dice— son los preparados con sándalo, tabú, agua de rosa y candanga, además de montecitos macerados para canalizar las energías del cuerpo. 

—Para el amor mandamos a hacer un florecimiento con pétalos de rosa, baños dulces, baños agrios y, cuando la ocasión lo amerita, limpias espirituales, siempre y cuando se vea algo oscuro, algo negativo. Pero si se trata de endulzamientos, los montes con los que trabajamos son pétalos de rosa y miel de abeja, pero primero hay que hacerse bañitos agrios —manifiesta. 

—¿Por qué se han separado las parejas que acuden a usted? 

 —Generalmente hay personas que se aburren y otras que no pueden mantener una relación con una sola persona; también hay casos, no pocos, en los que influye la familia que no desea que esa mujer o ese hombre mantenga una relación con la pareja que tiene.

Estos casos de familias torpedeando el trabajo de Cupido se cuentan por decenas en el habitáculo donde Salomón pone en escena su bagaje chamánico. No obstante, ha hecho trabajos para todo tipo de amores, como los lejanos, que están divididos en dos países; o los que nacen entre personas del mismo sexo, «¿si me entiende?», aclara al hacer un inventario sobre la variopinta clientela que ha acudido hasta él para darle un acicate a su alma desconsolada.  

—He tenido casos de parejas separadas por tres años, que han estado en otra relación, y han vuelto —destaca Gregorio.

Al mismo tiempo que entrecruza los dedos confiesa parsimonioso que su fe se apoya en las ánimas, en las almas benditas, en el cigarro, en las velas y en el poder de la mente. 

—El que de verdad sabe de esta profesión puede advertir cómo eres, cómo ha sido tu pareja, cómo ha sido la relación y descifrar tu vida como un libro abierto —comenta sin dejarle margen a la duda. 

—¿Y los que no quieren volver? 

Según el chamán es posible recuperar al ser perdido siempre y cuando se trabaje espiritualmente en el pensamiento de la persona rechazada porque en muchos casos esta tiene la mente distorsionada.

Altar de Albert. Fotografía: Mónica Cabrera. Revista Bagre.

Al amante perdido se lo atrae a través de las buenas energías, es decir, trabajando en los buenos momentos que vivió con la persona que lo quiere de vuelta.

Calentamientos de amor

Albert es experto en el conocimiento de plantas medicinales, espiritismo, curanderismo, limpiezas y curaciones a nivel espiritual de aura y corporal. Aun así reconoce que hay enfermedades que pueden ser sanadas y otras no.

Pero es claro en algo: en problemas del amor, todo tiene solución y él tiene algunas recetas. 

Una de ellas es el ritual de calentamiento: el chamán pone a la pareja en medio de pétalos de rosa y prende fuego alrededor. En realidad coloca velas, tres a cada persona: una por el Padre, otra por el Hijo y la última por el Espíritu Santo. 

—Son velas de protección. Y se hace la limpieza que viene con las esencias —aclara. 

Otra receta decisiva en cuestiones del amor,  según su irreductible creencia, es el baño de florecimiento. Para esto usa flores silvestres y una misteriosa sustancia que yace en una botella rosada.

Albert se niega a revelar su contenido por temor a que se haga mal uso de la receta. 

Lo que sí devela el chamán es que, en cuestión de amarres, los conjuros cuestan mucho trabajo, que no hay un plazo fijo para el retorno y que hay factores ineludibles a tomar en consideración, como la compatibilidad y lo que dispongan las barajas del tarot. Por eso en estos asuntos primero hay que sincerarse.

—Un amarre no se hace en contra de la voluntad. Por eso, yo, antes de cualquier trabajo, primero consulto el caso porque las personas dicen «quiero amarre, quiero amarre, quiero amarre», pero las cosas no son así, ni se hacen por hacer… Siempre tengo que ver las características de la persona, desde cuerpo, alma, espíritu hasta su campo astral, porque no podemos unir a un Virgo con un Aries; es para que se maten…

Por supuesto, la experiencia lo ha llevado a descartar aquello del amor a primera vista, porque el amor fugaz, así como viene, se va.

Para aclarar estas vicisitudes del amor, los encuentros y desencuentros sentimentales, Albert primero consulta con el tarot universal: los arcanos mayores y los arcanos menores indican lo que está pasando. 

—La carta de El loco no significa que la persona esté loca, sino que está confundida o no sabe qué camino seguir. Acompañado de un diez de bastos, que viene a ser un arcano menor, nos está indicando que ese problema va a ser solucionado.

Una ramita de romero para mantener la unión

Gregorio Salomón vuelve a relatar de qué va su talento y como lo materializa:

—Primeramente debo hacer una lectura espiritual a través de las cartas. Muchas veces solo basta una fotografía, el nombre y la fecha de nacimiento. A través de la lectura del tarot o de la vela puedo ver el comportamiento de la persona que viene para asegurarme de que siente amor y no una obsesión. 

En el altar de Gregorio Salomón hay lugar para imágenes y figuras de varias creencias. Fotografía: Mónica Cabrera. Revista Bagre.

Este chamán aconseja a las parejas que conserven una varita de la justicia y una ramita de romero, en la casa o en la billetera. 

—La varita de la justicia ayuda para bloquear cuentos, chismes, malos entendidos; en cambio, el romero aleja toda energía que fluya negativamente. 

«Mi pareja, ¿me es infiel?»

Albert, en sus años como chamán, ha visto de todo. También su esposa, quien se encarga durante las limpias de las clientes mujeres; él, de los hombres.

Uno de los casos más duros que tuvo que afrontar fue el de una pareja con  44 años de matrimonio que, por problemas económicos, tuvo que viajar a España.

—Ella trabajaba desde las cuatro de la tarde hasta el otro día y su esposo salía; se formó una monotonía y esa relación se fue abajo.  El señor se enamoró de una dominicana menor que él. Pasaban mucho tiempo juntos porque era de su trabajo. Él se enamoró y por cuestiones económicas ella quiso amarrarlo. Ahí sí hubo un problema fuerte para poder unir a los esposos porque habían pasado dos años separados. Es complicado unir cuando pasan dos años y más cuando se hace brujería. Tardaron en volver tres meses, eso fue hace cinco años.

Albert atiende todo sobre cuestiones del amor, pero la mayoría de sus clientes —de todas las edades— acude a él para ver si su pareja le es infiel, ha sido alejada por otra persona, la ha dejado de amar o si conviene o no continuar con la relación.

La mesa de trabajo de Albert. Fotografía: Mónica Cabrera. Revista Bagre.

Reacio a practicar magia negra o brujería, usa el tabaco para atraer a la persona rebelde o ausente. El proceso es así: el chamán fuma 33 cigarros durante siete noches —el ritual siempre se hace en la noche—. Se canaliza a la persona haciéndola dormir de blanco para que pueda ritualizar. Es un trabajo de purificación para que, por medio del pensamiento de la persona, en el momento que se pronuncie la invocación, se conduzca a la pareja, sea hombre o mujer.

Una fotografía de su madre fallecida y una imagen de Changó —divinidad de la santería— son fieles testigos de todo cuanto asegura.

Bienvenidos los incrédulos

A Gregorio le gusta atender a gente que no cree o es incrédula, porque ahí demuestra su capacidad. ¿Pero él ha sufrido por amor?

—Todos sufrimos por amor. El que diga que no ha sufrido, miente. Si algo te está matando tienes que dejarlo. El poder de la mente ayuda. 

Afuera del consultorio de Gregorio Salomón hay dos personas que desean ser atendidas. Le esperan con total discreción.

No hay ser humano sobre la tierra que no haya sentido los oleajes de la sangre dentro suyo, que no haya sentido cómo se le agita el corazón cuando algún recuerdo golpea su memoria o no haya reconocido, como indicaba Borges, que esa otra persona se ha vuelto única. 

Qué es eso que fluye entre la carne y el espíritu como una lluvia torrencial o un sol abrasador. ¿Qué? Cualquiera que sea la respuesta, su carencia, arrancada de un tajo, genera aún más preguntas. Algunos buscan respuesta en el consultorio de una sicóloga o de un terapeuta; otros, en los retablos de personajes como Gregorio Salomón o Albert.

Comparte en tus redes sociales
Scroll al inicio