El 7% de la población femenina en Ecuador se autodenomina como afrodescendiente. Según datos del INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censo), un 7.9% de estas mujeres sufre de analfabetismo, a diferencia de sus congéneres blancas (4%) y mestizas (5.9%).
Esta realidad se replica en Latinoamérica y el Caribe. Por ello, desde el año 1992, cada 25 de julio se conmemora el Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora. Al visibilizar su vulnerabilidad se promueve que los estados adopten políticas públicas que mejoren la calidad de vida de estas mujeres. Sin embargo, también es necesario que la sociedad se sensibilice y así se erradique el racismo y el estigma.
Conmemorar la reivindicación de los derechos y la dignidad de la mujer afrodescendiente permite poner sobre la mesa de debate un tema postergado: en pleno siglo XXI persisten múltiples formas de discriminación contra las mujeres, niñas y adolescentes. Y estas exclusiones son más evidentes cuando se analizan desde la perspectiva étnica.
Ya es tiempo de superar la violencia racial, la exclusión hacia la mujer afrodescendiente y combatir la intolerancia y los estereotipos hacia todas las mujeres, niñas y adolescentes.