Cultura urbana

Jimmy Molina: “Rodearte de amigos para comer, es una experiencia extraordinaria”

cocina fusión
Ilustración: Manuel Cabrera.

En Loja, la ciudad ecuatoriana con aroma a café, donde la luz del atardecer cae con suavidad sobre las mesas de los cafés y la gente murmura como quien comparte secretos, Jimmy Molina, el chef de origen quiteño, trabaja en su último santuario culinario.

Desde aquellos tiempos en Quito, donde los hoteles cinco estrellas lucían su nombre con orgullo, hasta este rincón del sur del Ecuador, su viaje ha sido una odisea de sabores.

Podría decirse que el aire de su cocina tiene melodía propia. Quien entra en ella, puede sentir que historia, cultura y arte se fusionan en un baile armonioso.

Hay risas. No sólo las de los comensales, sino del propio Jimmy, que con su sonrisa franca contagia a quienes lo rodean. Su sentido del humor es ese aliño inesperado que hace que un plato, ya de por sí exquisito, se transforme en una experiencia inolvidable.

Jimmy desliza su sapiencia en la cocina como un bailarín de tango. Se mueve entre fogones y cacerolas, danzando con pasión y precisión, siempre con ese brillo en los ojos que revela su amor incondicional por lo que hace.

Jimmy Molina en una de las varias premiaciones en que sus platos han sido galardonados. Fotografías: Jimmy Molina.

En sus manos, las cocinas de autor y fusión no son sólo técnicas o tendencias. Son una declaración, una manera de decir ‘esto soy yo’ con cada plato que prepara.

No obstante, en sus momentos de mayor introspección, Jimmy deja entrever que su fervor abrazador a la culinaria ha tenido un costo. “He dejado de lado partes de mi vida por esta pasión”, confiesa. “Hay momentos en que reflexiono, si mientras yo estaba inmerso en mis creaciones, la vida pasó”. El pensamiento permanece flotando en el aire, como el aroma de un guiso cocinándose a fuego lento.

Sin embargo, lo cierto es que la alegría innata de Jimmy, esa que irradia y que se refleja en cada plato, es también un testimonio de su resiliencia. De su capacidad para reírse de los desafíos, de reinventarse, de apostar una y otra vez por lo que ama, aunque ello implique sacrificios.

También implica alegrías. Por eso para él, sentarse a comer rodeado de amigos es uno de los momentos más extraordinarios de los que podemos disfrutar los seres humanos.

Jimmy sazona sus platos con alegría y buen humor. Hacerlo es parte de su marca personal y éxito.

Al final, en Loja, con el atardecer púrpura tiñendo sus calles empedradas y el aroma de un guiso con promesas de ser inolvidable, se comprende la historia de Jimmy Molina. Y es más que la de un talentoso y disciplinado chef, galardonado con varios premios y reconocimientos a nivel nacional e internacional. Es la historia de un hombre revestido de humor y pasión. Un hombre decidido a hacer de la cocina su universo, su forma de conectar con el mundo, con su esencia y legado.

Y mientras Loja continúa su rutina, los sabores, las risas y las historias siguen fluyendo, como la música de una melodía destinada a no terminar jamás…