Una amiga solía decir:
“Hay gente que nace con estrella”.
Al parecer, Lavinia Valbonesi, “Primera Servidora” —en Ecuador, no existe, de manera oficial, el cargo de Primera Dama—, como se ha autodefinido la esposa del Presidente de Ecuador, Daniel Noboa, nació con estrella.
Lavinia, una bella jovencita chonera de 26 años —que trata de aparentar más edad, con todo éxito—ha llamado la atención de varios medios de comunicación internacionales.
No voy a tomar en cuenta a los de Ecuador, porque es obvio que con tan poca farándula y talento local, nuestro medios quedan extasiados, cada vez que Lavinia publica una historia en Instagram.
Lavinia Valbonesi, la mujer maravilla, es multifacética.
Graduada de bachiller y con estudios en nutrición, antes de su matrimonio con el magnate Daniel Noboa, se desempeñaba como modelo, personal training e influencer.
En la actualidad, Lavinia Valbonesi es propietaria de un restaurante de comida saludable y no ha abandonado sus actividades de influencer, en especial en las redes sociales Instagram y Tik Tok.
Hasta finales de febrero del 2024, contaba con 665.000 seguidores en Instagram y 412.700 en Tik Tok.
Buenos números, que fueron al alza cuando Daniel Noboa ganó, de manera inesperada, la Presidencia de Ecuador.
Sin embargo, Lavinia Valbonesi ya era una estrellita de Instagram, antes de que la carrera política de Daniel Noboa despegara.
Valbonesi creaba contenido sobre fitness, alimentación saludable, sus outfits, las salidas con Daniel Noboa y momentos con su pequeño hijo, Alvairto. También era influencer de productos capilares.

Lavinia es una mujer alta, delgada, con masa muscular definida y con los rasgos típicos que da la mezcla de las sangres europeas y latinas: su piel y ojos son claros. Su cabello es castaño, aunque ahora lo usa rubio. Es una mujer con presencia, que impacta.
Desde muy joven se desempeñó como modelo —fue portada de la revista social Hola— y a los 16 años ya daba sus pininos en las redes sociales.
Su primera publicación en Instagram la hizo en agosto de 2014 y la evolución que ha tenido su imagen durante estos casi diez años, está registrada de manera cronológica en esa red social.
Así, Lavinia Valbonesi pasó de influencer de moda, fitness y nutrición, a ser la esposa del magnate Daniel Noboa.
Desde que concretó su matrimonio, a estos roles se sumaron los de madre y empresaria; y ha estado junto a Daniel Noboa en su meteórica carrera política, que comenzó como asambleísta.
Para Lavinia Valbonesi, esto ha significado convertirse en la “Primera Servidora del País”; y, faltaba más, ícono de la moda.
En cuanto a su estética, antes de ostentar el título de “Primera Servidora” de Ecuador, Lavinia Valbonesi mostró un estilo vanguardista y fresco, que la catapultó como influencer.
Para acompañar en la campaña presidencial a Daniel Noboa, decidió utilizar el color blanco y hacerlo parte de su marca personal.
Durante esta etapa, Valbonesi quiso transmitir una imagen de limpieza y pulcritud: hasta el chaleco antibalas que utilizó en la campaña presidencial, era blanco.
También los zapatos, que se mantuvieron en estilo “piso”. Lavinia casi nunca utiliza zapatos de tacón, porque ella es, por lo menos, cinco centímetros más alta que Daniel Noboa.
Durante la campaña electoral, era obvio que no los utilizara: anunció que iba a tener un segundo bebé y todas las mujeres que hemos sido madres, sabemos que la panza y el taco, no son una buena combinación.
Lavinia Valbonesi, la mujer maravilla que produce un “efecto halo”
En la campaña presidencial no lograron llenarla de lodo, aunque tiene colita de paja.
Lavi está bañada en aceite —de oliva extra virgen, seguro— porque nada la ensucia, todo le resbala.
¿Pero, a qué se debe este escudo protector, que parece tener?
Fácil, Lavinia es bella y la belleza hace que los seres humanos caigamos en un sesgo cognitivo común: el del efecto halo.
El efecto halo es parte de los “sesgos cognitivos”, también llamados prejuicios cognitivos. Son efectos psicológicos que causan una alteración en el procesamiento de la información, lo que genera que el ser humano haga un juicio de algo o alguien.
Las personas estamos programadas para hacer juicios de manera inmediata. De ahí, la importancia de una buena primera impresión y una cuidada presencia personal.
El efecto halo es uno de los sesgos que más se explota en marketing y comunicación para que el receptor, cliente o seguidor de una persona o marca, decida que el producto que le están presentando, merece su dinero o tiempo.
El efecto halo hace que una buena cualidad de la persona o el producto, sea generalizado a todo lo que le rodea y también funciona en sentido negativo.
Por ejemplo, si estamos en la búsqueda de personal, y un candidato se presenta con falta de higiene, despeinado y con mal aliento, nuestro inconsciente asumirá que su desempeño no cumplirá con los estándares que hemos fijado.
Por el contrario, si una persona es bella, habla bien, tiene una apariencia pulcra y huele rico, vamos a dar por sentado, que también es buena persona y excelente profesional.
¿Es injusto? Sí, pero así sucede desde tiempos inmemoriales.
Los romanos creían que una persona bella, era también una persona decente.
Eso es lo que nos pasa con Lavinia.
Ella se maneja muy bien frente a las cámaras —está curtida en redes sociales—, tiene facilidad de palabra —las redes sociales también le han ayudado en eso—, sabe cómo vestir, pararse y lucir impecable —ha sido modelo—. Es alta, bella y delgada. Tiene el combo perfecto.
¿Cómo vamos a pensar que una jovencita tan dulce, guapa y con clase va a ser una mala persona?
Sin embargo, ¿ser la amante de un hombre casado, es ser una buena persona? Para mí es un rotundo, ¡no! No es una buena persona quien ingresa como tercera en un matrimonio.
Esa acusación a Lavinia le ha resbalado y sí, fue la tercera en el matrimonio de Daniel Noboa y Gabriela Goldbaum.
Ahora que Lavinia es la esposa de Noboa, incluye a la hija de la exesposa en sus publicaciones de Instagram y la presenta como hermana mayor de Alvarito y Furio.
Contagiados del efecto halo, sus seguidores suspiran.
Lavinia también fue acusada por Sasha Fitness —otra influencer de Instagram— de plagiar su contenido de manera grosera.
Tampoco ese escandalito subió de tono y Lavinia se disculpó. Por enésima vez, el efecto halo hizo su trabajo.
Lavinia Valbonesi tuvo un parto complicado. Aun así, retomó sus funciones de “Primera Servidora”, en tiempo récord y con su figura intacta
Furio, el segundo hijo de la pareja Noboa-Valbonesi, nació en Miami, a las 32 semanas y por cesárea, el 16 de enero del 2024.
Lavinia no subió de peso en su embarazo, y si lo hizo, fue lo justo.
Además de que cuida su alimentación y se ejercita con bastante regularidad, goza de una genética maravillosa.
Tiene un cuerpo ectomorfo: de naturaleza delgada, huesos largos, poca musculatura y mínimo porcentaje de grasa durante la juventud.
A esto hay que añadir que su fortaleza física es extraordinaria: a los cuarenta días del parto, el 26 de febrero, Lavinia se fue a trabajar a Estados Unidos, en su primer viaje oficial como “Primera Servidora del País”.
En todas las redes sociales señaló, con una hermosa sonrisa, que sufría por sus dos pequeños hijos y que estaba pendiente de ellos por el celular, como una mamá intensa.
Hubo algunos cuestionamientos en la red social X sobre porqué dejó al prematuro. Cuando se tiene plata, todo es más fácil, pensé, mientras recordaba mis embarazos, partos y pospartos complicados.
Las fotos de Lavinia en Estados Unidos, en reuniones con la Primera Dama del “imperio” ocuparon las redes sociales y las portadas de los diarios ecuatorianos.
Lavi, bellísima, altísima, elegantísima se erigía como una destacada funcionaria del gobierno ecuatoriano, haciendo algo importantísimo.
Para ser objetivos, no. No era un tema de trascendencia monumental.
Valbonesi iba con la consigna de dar qué hablar, de hacer que el brillo de su “halo” opacara los acontecimientos que sí eran importantes en el país.
Por ejemplo, que los asambleístas de ADN, el movimiento por el que Noboa llegó al poder, votaron —junto al correísmo y al PSC— para destituir a Fausto Murillo, Vocal del Consejo de la Judicatura hasta el 29 de febrero.
El ecuatoriano promedio—más, la ecuatoriana— veía extasiado, cómo, esta bella mujer, nos “representaba”.
Durante los eventos en Estados Unidos, todos le sonreían embobados y buscaban su momento “instagrameable”.
Hubo hombres —en las redes sociales— comentando que todas las mujeres, deberían hacer lo que Lavinia: levantarse de la cama y ponerse a trabajar, ¡ipso facto!, después del parto.
Esta mujer maravilla tiene a su disposición excelente comida, una nana para cada guagua promedio»bebe», así sin tilde, como dicen en la Costa de Ecuador—, guardaespaldas, chofer, y los mejores médicos y productos que existen en el mercado nacional e internacional.
Analizando, hay un peligro en la forma idílica en que Lavi nos muestra la maternidad a las comunes mortales.
¡No todas podemos!
No todas tenemos esa genética, ni ese marido, ni esos recursos económicos.
También estoy convencida de que, el periodo de lactancia, influye en el futuro desarrollo cognitivo de los niños. Muchos estudios científicos así lo demuestran.
Además, el vínculo entre la madre y el bebé se refuerza con la lactancia.
Los estudios científicos también recomiendan que después de un parto, nos cuidemos de manera apropiada. Porque parir, es un trabajo complejo.
Recuerdo a mi abuelita. Decía que una mujer debe descansar cuando ha parido para que el marido, que tan poco se involucra en la crianza de los vástagos, la considere y mime.
Por cierto, en el caso de Daniel y Lavinia, esto no aplica, porque cuando ella regresó de su viaje oficial como «Primera Servidora», él se embarcó en un periplo —oficial, también— que lo ha mantenido ausente del país por varios días.
¡Qué sacrificios tan grandes realizan, por los ecuatorianos, los Noboa-Valbonesi!
Tal vez, las recomendaciones de mi abuelita y lo que dicen los estudios científicos, no se aplican a Lavi. ¡Ella es una mujer maravilla a la que nada malo se le pega, nada malo le ocurre y nada le queda mal!
Lástima que en ese mundo idílico y perfecto, no vivamos todas la ecuatorianas.






