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Tatuajes, la dinámica de llevar el arte plasmado en la piel

Una artista realiza un tatuaje en el local Moth Tattoo Studio. Fotografía: Gabriela Castillo.

Tatuar “es una labor muy dura”, expresa sin pensar Xavier Padilla, propietario de Moth Tattoo Studio, que funciona desde hace tres años en el sector de La Concepción, en el norte de Quito.

Su negocio ha quebrado, al menos, cuatro ocasiones. Pero lo vuelve a abrir. El gusto y la pasión por ilustrar en cada cuerpo le ha motivado a retomarlo. No se rinde. “Yo no elegí ser tatuador; el tatuaje me eligió a mí”, explica con vehemencia.

Los artistas reconocen que un tatuaje puede causar dolor. Pero, advierten, hay personas que les gusta tanto que se habitúan a la molestia. Fotografía: Gabriela Castillo.

El arte de incrustar tinta en la piel se introdujo muy bien en Ecuador. Franklin Sichique, en su tesis El tatuaje como forma de expresión artística en Cuenca: Estéticas y Simbología, reseña que este arte alcanza a la cultura juvenil punk, metal, skaters, rastafaris, emos, etc.

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“Pero el tatuaje no solo es de la juventud, también la gente llamada común los posee y se los hace, así, estudiantes, ingenieros, abogados, médicos, deportistas, entre otros”.

Al igual que Xavier, Sichique también cree que “el tatuaje es quien escoge a la persona”.

Telmo Simbaña también se considera un adicto al tatuaje. A sus 32 años y 17 dibujos plasmados en la rodilla, la canilla derecha, la espalda, costillas, muslo izquierdo “entre otros rincones”, se inclina en pensar que su gusto no solo es por estética e identidad, sino porque, además, se puede convertir en un vicio al dolor.

“Es fascinante sentir que una máquina —a la velocidad de un taladro— genere un dolor instantáneo que desordena las fibras de los nervios. 

Me gusta sentir impulsos que me presionan la carne y que parece que me clavan el hueso“, confiesa.

El valor de un tatuaje depende del diseño, el tamaño y los colores que se requieran emplear. Los costos son de entre $ 20 y $ 1.500. Fotografía: Gabriela Castillo.

Establecer un valor para una pieza radica en muchas variables: precio por tamaño, técnica, ubicación del diseño, tatuador…

El costo de un tatuaje va desde los 20 dólares, por un diseño sencillo de unos cinco centímetros, hasta los 1.500 dólares, si se trata de un modelo más elaborado que incluso requiera varias sesiones.

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