Jake tiene 25 años, vive en Nueva York, pero nació en Sudamérica, en donde se radicó hasta el año 2017, cuando se mudó por trabajo.
Como la mayoría de las personas que viven en América Latina, su educación sentimental tuvo la influencia de las telenovelas…
Tenía 18 años cuando tuvo su primera relación formal, que duró cinco años.
Aquel noviazgo estuvo marcado por los patrones del amor romántico, pues Jake creía que ahí estaba la base de la felicidad.
Un largo camino en busca de una relación sana, que lo satisfaga a él y a su pareja, lo llevó hacia el poliamor.
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A Jake esta forma de vincularse sentimentalmente con otra persona lo ha acercado más al conocimiento de sí mismo.
Jake entendió que es mejor conversar con su pareja y decirle que le gusta otra persona; y no esconderlo como muchas otras relaciones tradicionales lo hacen.
“A mí me gusta la idea de ser completamente honesto, que sepa quién soy yo, para tener confianza y no ponernos máscaras. Porque quisiera, en serio, ser quien soy con la persona que más amo”, refiere.
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Jake mantuvo una larga relación. Con el tiempo su pareja cambió, lo que le llevo a conocer otras personas y a mantener este tipo de relaciones.
“Si uno está en dos relaciones y en algún punto termina una, no tienes que terminar todas. Puedes, si no te sientes emocionalmente disponible, pero no es necesario que termines todas”, explica.