Damaso Pérez Prado nació el 11 de diciembre de 1916 en Matanzas, Cuba, y falleció el 14 de septiembre de 1989, en Ciudad de México, a los 73 años de edad.
A 33 años de su muerte, Pérez Prado, como era conocido artísticamente, sigue siendo un referente del género.
Estudió piano y órgano, y se trasladó a La Habana, donde empezó a colaborar con uno de los grupos cubanos emblemáticos de los años 40, la Orquesta Casino de la Playa, recomendado por el famoso cantante Cascarita.
Como pianista y compositor dio un paso fundamental para coronarse como “El rey del mambo”.

Canción insigne
Su canción Cherry Pink and Apple Blossom White, considerado como lo más exquisito de su extensa discografía, se ubicó en la cima de las listas de popularidad de Billboard en 1955, donde permaneció durante diez semanas.
Alcanzó el número uno en Inglaterra y apareció en la película de aventuras Underwater! en una escena donde su melodía sinuosa es bailada con sensualidad por la actriz Jane Russell.
Pero Cherry Pink es solo una muestra de las habilidades de Pérez Prado.
Los historiadores cuentan que el formato del mambo fue inventado originalmente por los hermanos Orestes e Ismael “Cachao” López, como integrantes de la charanga Arcaño y sus Maravillas.
Internacionalizó el mambo
Pero fue Pérez Prado, el que popularizó el mambo a nivel internacional luego de trasladarse a Ciudad de México, en 1948. Allí formó su propia orquesta y empezó a aparecer en una serie de películas que se internacionalizaron.
“Era un pianista clásico cubano, lo que significa que el sabor ya venía instalado en su manera de tocar”, contó al portal aarp.org el percusionista peruano Alex Acuña.
Antes de ganarse un lugar en la historia del jazz como integrante del grupo Weather Report en los años 70, Acuña fue el baterista de Pérez Prado, cuando era todavía un adolescente.
“Uno de los detalles de Pérez Prado que no he visto en otros músicos es que a veces tocaba el piano como si fuera un solo de timbal, creando contrastes rítmicos entre las notas graves y agudas”, mencionó Acuña.
Añadió que “mucha gente todavía no sabe lo grande que era. Tenía un talento increíble para la composición. Indudablemente, era un hombre que estaba adelantado a su época”.
Marketero innato
Pérez Prado se transformó en un ícono internacional porque combinó su talento natural con una impresionante disciplina de trabajo y un don particular para comercializarse a sí mismo. Creó su propia marca.
Hizo mucho más que representar al mambo. En 1955, grabó Voodoo Suite, un LP experimental que, bajo el patrocinio artístico del jazzista Shorty Rogers, exploró las raíces africanas del jazz y la música cubana.
Colaboró con grandes cantantes como Beny Moré y Rosemary Clooney. Y cuando el auge del rock ‘n’ roll dejó al mambo en el olvido, inventó otros formatos bailables como la chunga, el taconazo y el dengue.
Pérez Prado se presentó durante la última década de su vida, en los años 80. Murió en su adorada capital mexicana, pero dejó un legado inextinguible de música.