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Las palabras mexicanas que se utilizan en Ecuador no tienen peso semántico

Revista Bagre
La lexicógrafa ecuatoriana Valeria Guzmán vivió durante trece años en México, de ahí que conozca la estirpe de las palabras mexicanas que se usan actualmente en Ecuador. Fotografía: Valeria Guzmán.

La irrupción de términos como no mames, güey, morra, híjole, pinche, chingar o carnal es actualmente vertiginosa en Ecuador.

Este fenómeno provocó en un país tan rico lingüísticamente como Perú la creación de una campaña con gran repercusión mediática: Deja de hablar como mexicano.

Esta práctica también ha ganado músculo en Ecuador, territorio donde los jóvenes pronuncian chingar o pinche con naturalidad.

La palabra más autóctona de México

El escritor José Emilio Pacheco, premio Cervantes 2009, desentrañó la palabra pinche, término que, a su juicio, es de profunda raigambre mexicana. 

“Es la palabra más autóctona de México y quizás la más difícil de explicar”, escribió en 2013 el autor de la novela Las batallas en el Desierto, en un artículo que elaboró durante su participación en el Atlas sonoro del español.

En todo caso, Pacheco resumió su compleja semántica y desgranó sus múltiples usos con varios ejemplos: 

“Admite grados y amplificaciones: ‘Esa novela me pareció un poco pinche’. ‘El racismo es una actitud pinchísima’. A veces puede ser un sustantivo inapelable: ‘es un tipo de lo más pinche’. Y puede adquirir el rango de injuria máxima: ‘no me vuelvas a hablar, hijo de tu pinche madre”. 

Las palabras y la interacción con el otro

Para Valeria Guzmán, lingüista y lexicógrafa, estas palabras son una variante lingüística mexicana que es hablada y reconocida por la población de México en su vida cotidiana.

Considera que los términos que están importando los ecuatorianos no son tan representativos del léxico mexicano. “¿Por qué nos llama la atención la variante mexicana y no la venezolana, cuya migración es alta en Ecuador?”, se pregunta.

“Lo que pasa es que el uso de la variante venezolana sucede discretamente, mientras que la variante mexicana suena impostada por su masivo uso”.

Valeria Guzmán, lexicógrafa ecuatoriana.
El escritor mexicano José Emilio Pacheco, premio Cervantes 2009, desentrañó hace algunos años los usos que sus compatriotas les dan a la palabra “pinche”. Fotografía: Narrativa Breve.

La también investigadora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y lexicógrafa de la Academia Mexicana de la Lengua admite estar cómoda con esta irrupción porque siente a México como suyo debido a su larga estancia en dicho país, donde vivió 13 años.

“La variante mexicana es inmensa, como cualquiera de las nuestras. En el Diccionario de Mexicanismos, que estamos trabajando, encontramos más de 10 mil palabras; y en el Diccionario de Ecuatorianismos estamos en la letra ‘L’ y ya tenemos más de seis mil”.

Por esta razón duda del influjo de la variante mexicana en Ecuador, más aún cuando observa que las palabras prestadas son bastante usuales en México, pero carecen de repercusión en términos semánticos.

“He trabajado con todo este léxico y no me preocupa porque las palabras que han llegado a Ecuador de la mano de internet son repetitivas y carecen de peso semántico”.

A pinche le atribuye la característica de deslavada semánticamente, toda vez que su significado está semivacío, de ahí que pueda ser antepuesta a casi todo: pinche clima, pinche tráfico…

“Tiene movilidad oracional”, matiza. Además, aclara que puede ser adjetivo y sustantivo y que está al borde de ser un marcador.

“Son este tipo de palabras, sin tanto peso semántico, las que se están adoptando en Ecuador, como es el ejemplo de güey, que funciona para otro montón de cosas”.

Valeria Guzmán enumera una serie de palabras cuyo peso semántico es mucho mayor en México, como molcajete, chapopote, itacate, huachicolero, guajolote, o mexicanismos patrimoniales como chocolate o guacamole.

Con esta aclaración se puede concluir entonces que las palabras que se están importando tienen una característica específica: apelan a la interacción con el otro pero su peso semántico es débil.

 Para el académico y lexicógrafo Elking Araujo son los youtubers, como Luisito Comunica, o comediantes como Franco Escamilla, los responsables de estos préstamos lingüísticos modernos dada su popularidad.

No en vano ambos han consolidado sus carreras a lo largo de Latinoamérica con sus famosos monólogos o videos de YouTube.

Huelga decir que los mexicanos tienen mucho aprecio por su cultura popular urbana, un sentimiento al que los ecuatorianos no apelamos con la misma reciedumbre, lo que incide en que seamos un poco más maleables en nuestra forma de expresarnos.

Araujo pondera el que la Academia Mexicana de la Lengua tenga una actitud menos colonizada respecto a España:

“Ellos no reconocen que exista una gramática oficial del español y con eso están diciendo que la gramática de España no es la gramática del español, sino una variante más de las gramáticas. Entonces tampoco esperan que una academia les diga qué es jerga y qué no”.