Las sirenas no empezaron con Homero

Representación de Oannes. Cultura sumeria. Fotogrrafía: Getty images.
En el imaginario de la humanidad, el mito de las sirenas es uno de los que ha perdurado a través de los tiempos. Homero lo recogió en La Odisea. Sin embargo, siglos antes, este mito ya estaba presente.

En el mundo occidental, las sirenas que plasmó Homero en el siglo VIII A. C. en el poema épico La Odisea, se siguen manteniendo como modelo sobre el que se configuraron y se siguen configurando muchas otras representaciones de estos seres míticos.

Sin embargo, el mito de las sirenas no pertenece ni nace en la cultura griega, sino que goza de universalidad y está presente en el imaginario colectivo desde los comienzos de la humanidad.

Un mito que traspasó siglos y recorrió 3000 kilómetros de distancia

Entre los años 4100 y 1750 A.C., los sumerios se ubicaron en el sur de la antigua Mesopotania, en el histórico Oriente Medio. Entre esta región y la actual Turquía asiática —que corresponde a asentamientos que tenía Grecia en la costa oeste del Asia Menor y lugar donde se cree que Homero escribió La Odisea—, existe una distancia de 3000 kilómetros. En la actualidad, ese recorrido se puede realizar en auto en 32 horas.

Con estas puntualizaciones, es evidente concluir que el mito de las sirenas se las arregló para sobrevivir por siglos, recorrer 3000 kilómetros y llegar hasta Grecia.

Para los sumerios, los caldeos y los babilonios, Oannes o Uanna, fue un semidiós mitad pez y mitad humano. Es decir, lo que ahora conocemos en la cultura occidental como “sirenas”.

Según este mito, en los albores de la civilización , los sumerios eran seres humanos primitivos que vivían sin educación, conocimientos, ciencia ni modales.

Oannes, un ser mitad pez y mitad humano, se “contactó” con ellos para enseñarles nuevos conocimientos —en matemáticas, arquitectura, letras y urbanidad— y empujarlos hacia el desarrollo y el progreso.

Oannes, el “dios sireno” que rescató a los sumerios de la oscuridad

Oannes, traspasó a los sumerios diversos conocimientos, desde los cálculos de astronomía que eran extraordinarios, hasta la rotación lunar que apenas difiere hoy en día, con un 0.04 de los cálculos computarizados. Además ellos tenían claro que eran los planetas los que giraban alrededor del sol y no al contrario.

Oannes no ingería comida. ¿Era algo así como lo que llamamos en la actualidad un alienígena?

¿Cómo era Oannes?

Oannes representado por los sumerios. Fotografía: Getty images.

El mito recoge que Oannes era un pez con piernas humanas. De su principal cabeza emergía otra cabeza. Su cuerpo terminaba en una cola de pez de la que además salía un par de pies, semejante al de una persona, al igual que su voz y lenguaje. Cuando el sol se ponía, el dios Oannes se sumergía en el mar donde permanecía toda la noche en las infinidades marítimas.

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