El icónico cartel “We Can Do It!” se inspiró en la propaganda bélica estadounidense de la Segunda Guerra Mundial.
Perseguía animar a las mujeres a trabajar en las fábricas de armamento y sus suministros.
Esta campaña de propaganda incluía instructivos estatales para que las mujeres encontraran una plaza laboral en las fábricas que más obreras necesitaban, canciones, una película, publicaciones en periódicos y revistas tan influyentes como Life.
El cartel no representaba a una mujer, sino a millones de mujeres que dejaron sus labores domésticas para ser parte del gran aparato productivo que demandaba la guerra.
Es así como, la contratación de personal femenino pasó de ser de unos 12 millones de trabajadoras en 1941 a 19 millones en 1944.
Rosie, la remachadora (Rosie the Riveter) fue parte de una campaña de propaganda. Encarnaba a una mujer fuerte, asumiendo su papel patriótico, mientras los hombres luchaban contra el enemigo.
Es esta idea la que inspiró al artista J. Howard Miller para pintar a mano el cartel que hoy utilizan los movimientos feministas. Lo hizo a pedido de Westinghouse Electric Company y su difusión se limitó a las paredes de esta fábrica.
Pese a su contribución, las mujeres fueron enviadas de regreso a las labores domésticas una vez que acabó la guerra. Además, por realizar este trabajo, ganaban la mitad que sus pares masculinos.
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