¿Dónde está María Belén Bernal?

María Belén Bernal
María Belén Bernal desapareció el 11 de septiembre de 2022. El principal sospechoso de su desaparición es su esposo, el teniente de policía Germán Cáceres. Fotografía: Facebook de María José Bernal.
La única persona procesada y privada de la libertad hasta el momento es una mujer, una cadete de 24 años. 

En nuestra revista no hay crimen o desaparición que no nos conmueva. 

Nos quebramos cuando Julia Guamán lloró por enésima vez al narrarnos la desaparición de su hija Teresa Albiño.

Nos estremecimos cuando Isis Subía relató el vía crucis que ha significado para ella y su familia la desaparición de su hermana Natalia. 

Se nos enlagunaron los ojos cuando la invencible Yanera Constante nos contó el calvario que ha vivido para encontrar a su hija Geovana Pérez Constante. 

Ni Natalia ni Teresa ni Geovana han vuelto, a pesar de la lucha infatigable que han debido encarar sus familiares para encontrarlas. 

Desde hace largo rato, Yanera, Isis y Julia llevan consigo un cúmulo de noches con incertidumbre y un sinfín de mañanas con rabia. 

En todos estos casos la desidia de las autoridades ha sido el factor común. 

Cámaras que dejaron de funcionar el día de la desaparición de las víctimas, agentes fiscales que fueron removidos de sus cargos sin dejar las cosas en orden y policías que pidieron dinero para la gasolina de los vehículos con los cuales -según ellos- emprenderían la búsqueda de la hermana, la madre o la hija desaparecida.  

Hoy presenciamos un nuevo caso de desaparición. Un caso más en el que desaparece una mujer. 

Un caso que podría ser el cortito de una página judicial o el grito sordo del «quisquilloso» movimiento feminista si no fuera porque la víctima, María Belén Bernal, fue vista por última vez el 11 de septiembre en la Escuela Superior de Policía de Quito.  

Justo allí, en la parcela donde una tropa de jóvenes se forma para brindarles seguridad a los ecuatorianos y a las ecuatorianas. 

Germán Cáceres, el teniente a cargo de preparar a los cadetes de dicha escuela, es el principal sospechoso de la desaparición de María Belén.  

Cáceres, el esposo de la desaparecida, es hoy prófugo de la justicia. 

Fieles a su prontuario de torpeza y abulia, la institución policial y la fiscalía permitieron que escapara. 

Según declaraciones de algunos de los cadetes que se encontraban en la Escuela Superior de Policía el día de la desaparición de María Belén, hubo gritos en la habitación de Cáceres. 

El más estridente: ¡auxilio, me matan! 

El nombre de María Belén consta en la bitácora de visitas del cuartel policial. Allí está registrada su entrada, no su salida. 

Cáceres, el ahora prófugo de la justicia, el policía llamado a brindarle seguridad a la ciudadanía, el teniente destinado a ser ejemplo de sus pupilos, fue visto arrastrando un bulto. 

Ante la presión social y la fuga de  Cáceres, a las autoridades no les ha quedado más remedio que rasgarse las vestiduras. 

Intentan, a través de sus declaraciones, dejar claro que la vida de María Belén les importa. 

Les importa una boda. Les importa veinte mil dólares. 

Esa es la recompensa que ofrecen a quien entregue información del paradero de Cáceres. Ese es el costo que les supone la desaparición de María Belén.

La única persona procesada y privada de la libertad hasta el momento es otra mujer, una cadete de 24 años. 

En ella parece que encontraron a un chivo expiatorio. 

Hoy, como tantas otras veces, nos indigna la desaparición de María Belén, nos conmueve la tenacidad de su madre  -Elizabeth Otavalo- y, nos preocupa la aprehensión de la joven cadete.  

Hoy, señores, no se rasguen las vestiduras. Sería más digno que se quiten la investidura. Les ha quedado grande. 

Comparte en tus redes sociales
Scroll al inicio