La existencia de un ser demoniaco y malvado, que entra en contacto con los seres humanos valiéndose de múltiples mecanismos u objetos inanimados, sigue siendo una construcción vigente y anclada al imaginario colectivo.
En el cine de terror, el demonio es un personaje importante y principal porque reúne rasgos que lo convierten en ideal protagonista de este género. Es esta idea en la cinta Annabelle.
La cinta trata de una mujer embarazada que recibe, como regalo de su esposo, a la muñeca Annabelle. Pero esta se convierte en un imán para atraer el mal: una secta satánica irrumpe en la casa de este matrimonio. No solo lo atacan con saña. Sino que además invocan un ente demoniaco que logra apoderarse del cuerpo sin vida de la muñeca.
Annabelle sigue los estándares clásicos de los filmes de terror: cambios de enfoque o perspectiva, las tonalidades grises o de brillos luminosos son dominantes y el uso de efectos especiales, ruidos y gritos.
No se puede comparar la calidad y éxito de películas de terror de la década de 1980 con las protagonizadas por Annabelle. Pese a que se inspiró en hechos paranormales sucedidos en la década de los setenta, esta película que se estrenó en 2014 (y que obtuvo el premio a la mejor película de terror en los Saturn Awards del 2015), no llega a brillar como las protagonizadas por Chucky o Freddy Krueger.