Alison Jackson es una artista, fotógrafa y cineasta inglesa que fotografía a personas parecidas a famosos, en especial a la familia real británica en situaciones cotidianas e irónicas.
La mayoría de su trabajo se ha tomado como verídico, solo hasta que se dan cuentan que en las fotografías no posan los personajes reales.
Jackson confiesa que ha estado a punto de ser arrestada varias veces por realizar performances con doppelgänger de celebridades, como cuando caminó hacia la torre Trump, con alguien parecido al dueño de ese emporio, en Nueva York.
La gente estaba impresionada por las cosas que hacía el falso Donald Trump.
Ha realizado exposiciones de fotografía desde 1997, en países como Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos, Alemania, Francia, Corea del Sur, Italia, entre otros.
El trabajo de Jackson está en un área gris, porque muchos no lo consideran arte de verdad, pero ella se siente más motivada y ha dedicado una de sus exposiciones a esta cultura de morbo de las «celebridades», con más de 100 fotografías titulada La verdad está muerta.
Escenarios ficticios como Mick Jagger haciendo yoga; Justin Bieber siendo arrestado con los pantalones abajo o Kate Middleton escribiendo Rey en el pecho del príncipe William con labial rojo.
Todas estas obras de arte llevan implícita la pregunta: ¿Qué pasaría si?
En escenarios ficticios, la fotografía es seductora y poderosa; actualmente vivimos en un mundo artificial donde no se sabe qué es real o falso.
«Lo falso es tan bueno como lo real», comentó Alison, por eso la gente ama a Kim Kardashian o Donald Trump, porque son mitad caricaturas y mitad reales.
Jackson siempre trata de llevar su arte al límite y si siente miedo de hacer algo, sabe que es una buena idea.
