Bagreando

Hibernación

hibernación
Ilustración: Natalia Álvarez

Cuando era pequeña iba con frecuencia a la casa de mi abuela. Lo que más llamaba mi atención, en aquel lugar de mi infancia, era una enciclopedia.

Mi curiosidad de niña se alimentaba de esas imágenes de lugares lejanos y, para mí, fantásticos. Volvía a la enciclopedia una y otra vez: quería conocer cómo era el mundo lejos de casa. Una de mis  páginas favoritas era la de algún tomo, la 64 o 94. No recuerdo bien. Lo que sí recuerdo es que le hice un pequeño doblez para encontrarla con facilidad. 

La página hacía referencia a la estación invernal La imagen que me cautivó era la de un oso que se preparaba para el largo invierno recolectando comida. A la llegada de la fría estación el animalito dormía en su madriguera, todo ese tiempo, rodeado de comida, piedras y tierra. La idea de la hibernación era nueva para mí: me resultaba fascinante verlo dormir hasta que el sol saliera otra vez. 

***

Han pasado muchos años desde que vi al osito hibernar en aquel libro. Ahora soy yo la que se tiene que preparar para un largo invierno.

Pero no soy el osito del libro. No necesito aprovisionarme de comida ni dormir por algunos meses en una madriguera, mientras espero que vuelva a salir el sol.

Sin embargo, estoy viviendo en un bosque en el que requiero guardar algo más valioso que alimentos para mantenerme a salvo: mi conocimiento y mis emociones más profundas.

Con el paso del tiempo, este invierno se convertirá en una lección más en la historia de mi vida. Sé que pronto volverá a salir el sol…