Es una organización política. Pero parece una secta. Solo así se entiende que alguien defienda lo indefendible y exija la libertad de Jorge Glas.

Él está sentenciado en la trama de corrupción de la empresa brasileña Odebrecht por el delito de asociación ilícita; además por el caso Sobornos 2012-2016 por cohecho agravado; y en prisión preventiva por un tercer caso de la Reconstrucción de Manabí por presunto peculado. 

El exvicepresidente también salió embarrado durante el juicio al excontralor, Carlos Pólit, que se desarrolla en Miami. El corruptor y exdirector de la constructora Odebrecht en Ecuador, José  Conceição Santos, confirmó que le pagó a Glas entre $17 millones y $18 millones, a través de su tío fallecido por Covid, Ricardo Rivera. Además, dijo, ambos tenían otra ruta en España para recibir coimas.

Pero este prontuariado, que no incluye otros casos en los que está involucrado Glas, debería bastar para que cualquier persona con un mínimo de inteligencia e integridad tome distancia de semejante «proyecto político».

Sin embrago, todavía hay cientos de militantes de la Revolución Ciudadana (RC), el movimiento de Jorge Glas, que se movilizan a favor de él, sin un ápice de vergüenza, y amenazan a aquellos que contradicen su credo. 

Entre los defensores acérrimos de Glas está la legisladora de la RC, Esther Cuesta, guayaquileña de 48 años. Ella, quien en la actualidad es integrante del Consejo de Administración Legislativa (CAL), el máximo órgano legislativo, posteó un video en su cuenta X con un pañuelo en la cabeza que emula a las Madres de la Plaza Mayo. La publicación causó estupor, rabia, risas y rechazo.

Cuesta dijo y escribió: “así como las madres y abuelas de la Plaza de Mayo protestaban pacíficamente por sus hijos y nietos torturados y desaparecidos, así también expreso mi protesta enérgica y pacífica sobre el secuestro y tortura de mi compañero, el exvicepresidente, asilado político, Jorge Glas, y el genocidio en Gaza frente a los ojos del mundo entero”.

El post tuvo 582 republicaciones; 1.449 citas; 1.500 me gusta. La mayoría de comentarios fueron críticas y burlas como este: «Realmente me sorprende como todos los ecuatorianos, pagamos su sueldo para que haga este tipo de ridiculeces, comparando una lucha encomiable con la liberación de un sentenciado, cuyo nombre está siendo enunciado en un juicio en contra del contralor de lujo, que vergüenza».

Realmente me sorprende como todos los ecuatorianos, pagamos su sueldo para que haga este tipo de ridiculeces, comparando una lucha encomiable con la liberación de un sentenciado, cuyo nombre está siendo enunciado en un juicio en contra del contralor de lujo, que vergüenza

— Fernando I. Castro G (@LordPrometheus) April 11, 2024

Otra internauta, Cinthia Chiriboga, le escribió: “Sácate el pañuelo y deja de banalizar las desapariciones en Argentina y genocidio en Gaza”.

La asambleísta de la Revolución Ciudadana utilizó el pañuelo, que es el símbolo de la lucha y resistencia de las madres argentinas por a sus hijos y nietos desparecidos en la dictadura de Jorge Videla (1976-1983), para protestar por captura del exvicepresidente Glas en la Embajada de México.

Las Madres de la Plaza de Mayo nacieron de la mano de 14 mujeres en 1977, que ocuparon ese icónico lugar al frente de la Casa Rosada, la sede del Ejecutivo en Argentina, para protestar y exigir que les devuelvan a sus hijos desaparecidos.

En la dictadura de Videla se vivió el terror, los opositores al régimen fueron secuestrados, torturados, asesinados y desaparecidos. Ese fue el destino miles de artistas, intelectuales, militantes de izquierda, dirigentes de organizaciones, religiosos, profesionales y periodistas. Hasta hoy no hay una cifra exacta del número de víctimas, los organismos de derechos humanos estiman que son 30.000, pero la Secretaría de Derechos Humanos tiene un registro de 13.000 desaparecidos.

Las Madres del Amor, como las llama el cantautor argentino León Gieco, se convirtieron en defensoras universales de los derechos humanos, por su resistencia que las hacía salir todos los jueves a esa plaza de la capital argentina para exigir que les devuelvan a sus hijos.

Han recibido premios internacionales, han bautizado con sus nombres a calles y parques en diferentes ciudades del mundo, hay monumentos en su honor. Tienen una universidad, una radio, una revista, documentales y películas.

Pero esta dimensión moral de la Madres de la Plaza de Mayo no tiene ninguna relación con el sentenciado por corrupción, Jorge Glas. Es escandaloso que la legisladora correísta, la única con un PhD bajo el brazo en el hemiciclo legislativo, establezca una comparación entre ambos casos que son contradictorios y use a la Madres con fines políticos.

La cineasta Mariana Andrade le dijo: «¿Por qué la necedad de seguir haciendo el ridículo? El performance político podría ser una forma, pero a usted no le alcanza. Es patético».

El usuario HardVicentRock escribió: “Es una burla a las verdaderas víctimas. Sácate el pañuelo si tienes algo de decencia”.

A pesar de todas las críticas, Cuesta no paró allí. Hizo un nuevo video, pero con un pañuelo de colores y aclaró: “No he dicho que los hechos ocurridos en Argentina durante la dictadura militar, el genocidio en Gaza y la persecución política en Ecuador son lo mismo, lamento las malas interpretaciones….”.

Según ella, la captura de Jorge Glas y la protesta de las Madres de la Plaza de Mayo tienen en común el abuso del poder, la violencia y la violación a los derechos humanos.

Es necesario refrescarle la memoria a Cuesta: los ecuatorianos vivimos diez años bajo el gobierno autoritario de su Rafael Correa —también sentenciado a ocho años de cárcel por el caso de corrupción Sobornos—, quien violentaba de manera continua los derechos humanos de los opositores, críticos, ciudadanos, internautas, estudiantes, indígenas, líderes sociales y periodistas. 

Los ejemplos sobran: Galo Lara, traído desde Panamá con cadenas, como si fuera un criminal, estuvo en la Cárcel Cuatro, pero la justicia lo declaró inocente. Francisco Sampedro fue detenido en Guayaquil por transportar un monigote —un borrego— para una manifestación en contra de Correa, en Guayaquil. Estuvo 86 días en la cárcel acusado de tráfico ilícito de armas de fuego, armas químicas, nucleares o biológicas. La pena por este delito es de cinco a siete años.

Durante una década, los opositores al gobierno de la asambleísta Cuesta fueron golpeados, encarcelados y perseguidos. 

Así que el video de la excónsul de Ecuador en Génova con el pañuelo de la Madres de la Plaza de Mayo, solo responde a su fanatismo exacerbado a favor del prófugo de la Justicia, Rafael Correa, y de sus acólitos. Eso es lo que parece, más una secta y no una organización política llamada la Revolución Ciudadana.