El arte no sabe de formalismos

Arte¡, sociedad y expresión
Al arte no le importa estar dentro o fuera del canon, porque se trata de experiencias estéticas destinadas a difundir mensajes o compartir sentimientos

El arte es ante todo una expresión del ser —ya sea individual o colectivamente—, lleva implícito un proceso de creación de productos con expresiones estéticas destinado a difundir un mensaje o compartir uno o varios sentimientos. Las diversas formas de expresión artística son también expresión de clamores del pueblo y sus individuos, transmiten desde fervientes deseos personales hasta críticas o pedidos desesperados de ayuda. 

El término arte, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua, viene del latín ars, artis y este calco del griego τέχνη téchnē. Actualmente la definición oficial nos señala que arte es la “capacidad, habilidad para hacer algo”; la “manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros” y el “conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo”.

Es decir, que el arte es una manifestación humana a partir de recursos plásticos, de las lenguas y de los sonidos. Por lo tanto, toda expresión humana que calce en esta descripción puede ser considerada como arte y toda cultura o comunidad, ya sea ancestral o contemporánea, se expresa de manera artística. 

Como toda manifestación de comportamiento humano, la organización social ha intentado normar y regular, creando desde principios, estándares e incluso normas que, para el caso del arte, han permitido agrupar, clasificar y regular las expresiones artísticas y, en no pocas ocasiones, limitar, restringir o incluso sancionar.  

La Accademia delle Arti del Disegno, de origen florentino, es reconocida por ser la primera de formación oficial en el mundo. De acuerdo a información publicada en su portal web se “originó a partir de la Compagnia di San Luca formada, en 1339, entre artistas florentinos para ayudar en las cosas del alma, así como del cuerpo, a quienes, según los tiempos, las necesitaban”

A partir de entonces comenzaron a conformarse en el resto de Europa más academias concentradas en las “bellas artes”, calificadas así ya que permiten su contemplación. Están agrupadas por disciplinas; las seis más reconocidas: arquitectura, danza, escultura, música, pintura y literatura. 

En 1911 Ricciotto Canudo en su obra El manifiesto de las siete artes agregó el cine al listado, haciendo que se reconozca hasta hoy como el “séptimo arte”, lo cual nos lleva a determinar que el teatro y las artes escénicas, como expresiones previas al cine, gozan también del reconocimiento.

Más recientemente se ha reconocido también a la fotografía como octavo arte y al cómic como el noveno; le siguen desde 2011 los videojuegos y el ancestral origami o plegado de papel, actividad artesanal tan antigua como las culturas que lo practican (originario de China de los siglos I o II d.C., que llegó a Japón a partir del siglo VI). 

Este espacio en la web, como nuevo medio de comunicación y también de reivindicación de aquello que se considera fuera del canon, abre la puerta al análisis de las artes más allá del reconocimiento oficial de las academias, para adentrarse en experiencias estéticas visuales, auditivas y táctiles con una visión amplia, con perspectiva social, repasando cada expresión posible hasta agotar tanto las “bellas artes” como las expresiones no canónicas, pero definitivamente maravillosas.

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