En la entrevista que Bagre le hizo a Génesis Reascos, la deportista olímpica pronunció muchas frases potentes. Una de ellas fue: «Yo me caigo. Yo me levanto». ¡Que la disfruten!
Génesis Reascos: la niña que quería jugar básquet y llegó a los Juegos Olímpicos 2024
Portoviejo, Ecuador: el calor que se siente en el gimnasio es falso. Afuera «hace frío», unos 27 grados aproximadamente.
Pero adentro, en el gimnasio, entre las pesas y el sudor, hay una temperatura distinta, un aire húmedo que envuelve el salón y empaña los tragaluces de las paredes.
Todo esto mientras, en una esquina, Génesis Reascos, la luchadora olímpica, trata de llegar a las 30 repeticiones de piernas en una máquina para abductores.
Los fierros del gimnasio suenan; chillan como ratas atrapadas en trampas. El entrenador, un señor bajito de un metro 60 más o menos, controla el tiempo en su reloj. Cada 30 segundos dice la palabra «cambio» y entonces Génesis intercambia máquinas con otros compañeros.
En ese pequeño tiempo, cuando se pone de pie para ir a otro sitio, la deportista saluda. Es grande, imponente. Lleva audífonos, un suéter gris y una licra negra que parece romperse con los grandes cuádriceps de sus piernas.
«Espérame un ratito, hago este ejercicio, pido permiso y hablamos», señala Génesis Reascos, mientras camina a una especie de banca donde pondrá a prueba la fuerza de sus piernas levantando varios kilos.
En agosto de este año, durante las Olimpiadas de París en Francia, Génesis Reascos estuvo a punto de traerse una medalla para Ecuador en la categoría de 76 kilos.
Sin embargo, alcanzó un diploma olímpico, que no es poca cosa, y quedó entre las 10 mejores de su categoría, e incluso peleó de tú a tú con la campeona mundial Yuka Kagami.
«El objetivo era traer la medalla, pero no se pudo», expresa Génesis Reascos, ahora ya afuera del gimnasio, luego de haberle pedido unos minutos al entrenador.
«El día de la competencia me derrumbé, pero yo soy así, yo me caigo, yo me levanto», agrega.
No es para menos. Génesis Reascos es una ganadora y está acostumbrada a estar en la cima del podio, en la categoría de 76 kilos:
- 2019: En el Campeonato Panamericano de Lucha de Buenos Aires, Argentina, consiguió el segundo lugar.
- 2021: En el Campeonato Panamericano de Lucha de Ciudad de Guatemala, Guatemala, alcanzó el segundo lugar.
- 2022: En el Campeonato Panamericano de Lucha de Acapulco, México, quedó segunda.
- 2022: En los Juegos Bolivarianos de Valledupar, Colombia, fue segunda.
- 2022: En los Juegos Suramericanos de Asunción, Paraguay, se coronó campeona.
- 2023: En el Campeonato Panamericano de Lucha de Buenos Aires, Argentina, consiguió el tercer lugar.
- 2023: En los Juegos Panamericanos de Santiago, Chile, quedó tercera.
- 2024: En el Campoenato Panamericano de Lucha de Acapulco, México se coronó campeona.
Las de París no han sido sus peleas más duras. La primera vez que se dio de golpes, pero con la vida, fue a los 15 años, cuando se separó de su familia y aprendió a vivir sola en Portoviejo, lejos de su natal Esmeraldas.
«Al principio era difícil», comenta, pero después se adaptó y le perdió el miedo a la soledad hasta el punto en que le gustaba.
Era el año 2014 y su objetivo era ser jugadora de básquet. Un entrenador vio que su talento no iba por ahí, que anotar en un aro no era lo suyo y la llevó a lucha.
«Cuando comencé, no me gustaba. Yo me había inclinado por el básquet, ni sabía de la existencia de la lucha», señala Génesis Reascos.
Pero siguió. Y un 20 de marzo del 2014, cuando la pusieron en un cuadrilátero. Se quedó congelada por unos segundos y en su mente se preguntaba: ¿Qué hago aquí?
Las dudas le duraron poco y agarró a su oponente para llevarla al suelo, doblegarla y empezar a hacerse camino en este deporte.
Génesis Reascos: El valor de la disciplina
Ahora, a sus 26 años, la lucha ya es parte de su vida. Entrena dos veces al día, a veces más, de lunes a viernes. Pasa entre el gimnasio y el «colchón» que es donde se practica la lucha de contacto.
En el Campeonato Panamericano de Lucha México 2024, se coronó campeona, dejando fuera a la seis veces campeona mundial, Adeline Grey, de Estados Unidos.
En este campeonato se concretó la clasificación de Génesis Reascos a los Juegos Olímpicos de París 2024 y se convirtió en una de las 24 deportistas mujeres que representaron al país.
«Al principio todo es difícil, es un proceso, es lo que mucha gente no ve, pero cuando disfrutas lo que haces ves los resultados y lo vives», indica Génesis Reascos.
París, por ejemplo, fue un proceso. Antes de ir a Francia estuvo en China entrenando durante dos meses y medio.
Ganó el cupo para los juegos olímpicos y conoció mucha gente que ni siquiera hablaba español.
«Nos inventamos idiomas y nos entendíamos, era algo raro. No hablamos chino ni francés, pero es como si existiera un lenguaje propio entre deportistas. No sabíamos nada, pero nos entendíamos», señala Génesis Reascos y sonríe, mientras mira su reloj.
El entrenador le dio poco tiempo y hay que cumplirlo. Se trata de disciplina, eso le han enseñado.
En la lucha ha aprendido muchas cosas. Ser disciplinada es lo principal. «En eso trabajo día a día», comenta con determinación.
Disciplina al comer, al entrenar, al cuidarse. Génesis tiene ahora 76 kilos, pero necesita ganar unos dos kilos más. Para eso está comiendo normal, sin restricciones.
Génesis Reascos tiene nueve hermanos. Todos nacidos en Esmeraldas. Ella es la del medio.
Cada fin de año visita a su familia, a sus padres. Para ellos van dedicados los triunfos.
En agosto, cuando la entrevistaron después de perder la medalla de bronce, lo primero que dijo fue: «Se que decepcioné a las personas que me están apoyando, especialmente a mi mamá».
Una periodista le explicaba que cayó ante las más difíciles, incluso ante la campeona mundial. Pero Génesis apenas asimilaba la derrota y apelaba a su sentido del triunfo y el resurgimiento.
«Solo quiero pedirle disculpas a mi mamá, todo esto era para ella, pero vamos a seguir intentándolo», le contestó.
Su respuesta la describe. Como dijo al principio de la entrevista: «Yo me caigo, yo me levanto». Al final, la vida se trata de luchar.
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