Tiko Tiko: si he de ser un payaso seré uno que mis hijos puedan ver

Tiko Tiko
Ilustración: Gabo Cedeño.
El oficio al que se ha entregado Ernesto Huertas, más conocido como Tiko Tiko, ha sido el canto, no las bromas burdas. Tiene dos doctorados.

Aunque los temas que va planteando, casi todos filosóficos, orillan a la introspección, conversar con Ernesto Huertas es trasladarse sin paliativos a la niñez. Habla con sindéresis, con circunspección académica, como si estuviera en un aula de clase en donde su lugar es el estrado. 

Los temas que pone sobre la mesa —cada vez que lleva la charla a su cauce— van desde los protones hasta los átomos, pasando por las células, la velocidad de la luz, la energía y los neutrones. 

Esa pasión que siente por la física se puede columbrar en cada sílaba que pronuncia, pero es su voz, su célebre e icónica voz, casi incorrupta, la que se encarga de desplazar a cualquiera de sus interlocutores a la nostálgica y añorada infancia.  

«He dignificado la profesión del payaso», dirá más adelante, con un halo de orgullo. 

No lo dudamos, sin embargo, el oficio al que ha entregado su vida Ernesto, más conocido como Tiko Tiko, ha sido el canto, no los chistes chabacanos ni las bromas burdas. Tiene dos doctorados, uno de ellos por la Universidad Complutense de Madrid y, además, es piloto de avión. 

Entre propuestas lúdicas, pedidos de off the record, respuestas categóricas y unas cuantas carcajadas va despojándose de la peluca y los cosméticos que lo catapultaron al estrellato. Aunque en honor a la verdad es complejo descifrar cuándo habla Ernesto y cuando lo hace Tiko Tiko. De lo que sí tenemos certeza es de que Ernestico está presente durante toda la conversación.

Ernesto Huertas nació en Bogotá y llegó al Ecuador en 1973. Su nombre artístico, Tiko Tiko, surge del diminutivo Ernestico, tan usual en Colombia.

¿Cómo han cambiado los niños desde la época en que empezó a darle vida a Tiko Tiko?

No son los niños, son sus padres que los educan de otra forma. Yo siento mucho respeto por el público y no me he prestado para hacer cualquier cosa en mis presentaciones. No porque sea puritano sino porque me preocupo de que la música deje algún mensaje. Estudiemos el lápiz, las relaciones interpersonales, mantengámonos limpios, bien peinaditos, lavadas las manos y las uñas. Esos son los mensajes que envío. 

¿Cómo Ernesto Huertas se convierte en Tiko Tiko? 

Fue un accidente. Llegué como cantante y actor. Nací en Bogotá, en Colombia. Allá soy colombiano y aquí ecuatoriano porque tengo doble nacionalidad.

¿Cuántos años tenía cuando vino a Ecuador por primera vez?

Eso sí no te lo voy a decir (risas). Hace muchos años, más de cincuenta. Llegué a Guayaquil como cantante y actor con Claudia de Colombia; fuimos contratados para inaugurar el Hotel Manta Imperial, que estaba situado en donde hoy está el Hotel Oro Verde. Hicimos una gira por todo el país con Geovanny Bermeo, la persona que nos contrató.

¿Y qué clase de música cantaba en esa época?

Boleros, jazz, balada, pop, rock, swing. Me inicié cantando música clásica, que es lo que le enseñan a uno cuando aprende a cantar. Cantaba arias de ópera. 

En ese momento emerge el Tiko Tiko didáctico quien a menudo se verá impelido a exponer, matizar y aclarar sus ideas o posturas. Se podría decir que el autor de «Escribir, estudiar, aprender la lección»  es puntilloso, metódico, prolijo, por eso evita dejar cabos sueltos durante la conversación.   

Ópera es obra. Y aria es una parte, una sección de la obra. La gente dice canto lied, como en Alemania; lied significa canción en alemán (ríe). Redundamos cuando decimos canto lied porque es como si dijéramos canto canciones. Cantaba muchas cosas, y a la fecha todavía tengo voz. 

Está bien, pero, para no perder el hilo conductor, cuéntenos ¿cómo se convirtió en Tiko Tiko? 

Tenía un programa en lo que ahora es RTS, Canal Cuatro, ubicado en esa época en la Casa de la Cultura. El programa se llamaba Luces, cámara, acción. Ahí presenté a muchos artistas, como Jinsop o Hilda Murillo. Un buen día le dije a «Cartuchito», el payasito del programa, que me prestara su ropa y me maquillara. Me entregó su vestuario limpiecito, planchadito. Me maquilló. El programa era en vivo. Luego Medardo Ángel Silva (homónimo del poeta guayaquileno), del sello Centenario Records, dijo que había visto el programa y que le había gustado mucho. Sugirió entonces que compusiera alguna canción para, de pronto, hacer un disco de un payaso. 

Todo fue coincidiendo. Luego llegó un productor venezolano, Claudio Serpa, que me dijo que quería hacer un programa infantil. «Tú que tienes más tiempo viviendo aquí, recomiéndame un payaso», me dijo. Ah, ¿quieres un payaso? Le mencioné a FrejolitoMamertitoMediosopa —pronuncia sin mediar respiración los nombres de algunos payasos, como si estuviera haciendo un trabalenguas. 

Qué sé yo, había infinidad de payasos. «No, ya los vi, no es lo que yo quiero», respondió Serpa. Y qué tal yo, le dije. «Pero tú nunca has sido payaso», respondió. Un payaso que canta sí.

Sistema solar, El árbol, Aseo personal o El lápiz figuran entre las canciones más célebres de Tiko Tiko.

¿Desde ahí hasta la fecha no se ha sacado el traje?

He sido actor y cantante; me metí de payaso, me despinté la cara, me metí en la política, me volví a pintar la cara y ahora estoy cantando otra vez boleros. Yo no tengo que pedirle permiso a nadie para cantar lo que quiera si lo hago decentemente, y si lo hiciera mal es mi problema. Hace poco me invitaron a la discoteca Daiquirí, de propiedad de un amigo, Juan Mazón, que fue sonidista de TC, y empezaron a hablar tonterías. Por ahí dijeron en un canal de televisión que yo estaba cantando en cantinas. Por último, si canto en un chongo es problema mío. No tengo que pedirle permiso a nadie para vestirme y hacer lo que deseo. 

¿Sigue cantando actualmente?

Cuando empezó la pandemia me puse a estudiar, a poner la voz en forma porque cantar rápido no es fácil. El rock por ejemplo tiene un compás de cuatro por cuatro. Tengo bases de canto. Isabel Bullas y Abelardo Sánchez fueron dos de mis más grandes profesores en Bogotá. Cuando vine a Ecuador ya sabía producir, había hecho telenovelas y una película en Colombia (no recuerda los nombres). 

Como te decía, estoy estudiando, llevo dos años, grabo y hago mis canciones. Volví a Europa, en donde no saben quién es Tiko Tiko porque para ellos soy el payaso cantante. He estado en España, Italia, Holanda y Francia. 

¿Hace cuánto tiempo fue eso? 

Bueno, yo estuve en Europa antes. Estudié en la Complutense de Madrid, tengo dos doctorados. Soy piloto, y tengo un diplomado en Comunicación y Relaciones Públicas. Me di ese regalo. En la época en que estaba en Telecentro saqué la certificación de piloto. Ahí realicé el curso, de mañana y de tarde, para sacar la licencia. A la hora del almuerzo en el canal, me iba a volar. La última vez que volé —monomotor y bimotor— fue la semana pasada. 

Ernesto es sumamente cuidadoso con su vida privada. «Tiko Tiko y yo somos la misma persona en diferentes facetas», aclara rotundo, de ahí que durante la entrevista la persona y el personaje se fundan, como en una suerte de ósmosis en la que el cantante Ernesto se apropia de la voz del doctor Tiko Tiko y el cantante Tiko Tiko se adueña de la risa del doctor Ernesto. 

«A mí no me conoce nadie si no llevo pintado el rostro», reflexiona a renglón seguido y a continuación muestra su descontento con una biografía que le hicieron en la que lo retratan con una conducta que dista de lo que es Ernesto o Tiko Tiko en su entorno más cercano o en alguno de sus espectáculos. Por ello pide especial cuidado en la publicación de esta entrevista.

¿Cuántos años estuvo en la televisión? 

Estuve en Telesistema, luego en Telecentro, posteriormente en Gamavisión, después me fui a Venezuela, luego a Miami, después a Colombia, volví a Ecuador por tres días y ya llevo nuevamente veinte años aquí. Tuve un programa en Telerama. Ahora llevo una vida tranquila, aunque pronto me iré. 

¿Le gustaría volver a la televisión?

Estuve hasta enero del año pasado, no me gustó, ya no es lo mismo. 

¿Hay una brecha grande entre los ochenta y el siglo XXI?

No me preguntes eso a mí porque la comunicadora eres tú. ¿Qué veías cuando eras niña?

Le contesto que El Show de Bernard, Sintonizando, Candy Candy…, y él pregunta enseguida si me parece que en esos programas se hablaban tonterías. Mi respuesta es negativa. Sigue Tiko Tiko: 

Bernard era agregado cultural de la Embajada de Francia. Fue un gran amigo, me prestaba videos para presentarlos en mi programa. Veías cultura, educación, música, ¿y ahora? Chismes. ¿Qué me interesa eso? Así es la televisión actualmente, mira los noticieros: heridos, muertos… 

¿Hay que darle la espalda a la realidad…?

¿En qué le aporta eso al país? En que la gente cree que porque sale en la televisión es famosa, los delincuentes ven eso y quieren ser famosos.

En ese instante Ernesto habla sobre espiritualidad y explica lúdica y pedagógicamente la diferencia entre cuerpo, alma y espíritu. Para ello recurre a una analogía fácil de asimilar. 

Somos como un cable en el que el caucho, el recubrimiento, es el cuerpo; por dentro hay cobre, esa es el alma, y ese cobre es el vehículo para que por ahí traspase la energía; ese es el espíritu. 

Interesante…

No, no es interesante, así es.

¿Cuál es la canción que más le suelen pedir en sus shows?

La más exitosa es el “Lápiz”, pero también “El árbol”, “Los planetas”, porque a los niños se les enseñó el orden de los planetas de acuerdo a cómo se van alejando del Sol: Mercurio, Venus, Tierra, Marte… Cuando volví a Guayaquil luego de varios años me dijeron que debía cambiar la letra de la canción porque Plutón ya no es un planeta. No voy a cambiar nada porque no saben de astronomía. Esto va para ti también —vuelve entonces el comprometido profesor a impartir una clase—: Neptuno y Plutón no son de este sistema solar, pertenecen a un sistema solar adyacente. Haz de cuenta que tus dedos son los planetas, extiende tus dedos sin tocar las puntas y observarás que parece que fueran el uno del otro. Son esferas, sabemos que esto es redondo, pero les llamaron planos y les decían planetas porque creían que la Tierra era plana. Ahora dicen que la Tierra es como una tortuga. La humanidad cada día está más chalada. 

Tiko Tiko no ha dejado los escenarios. La semana pasada asistió a una quinceañera en Colombia.

¿Sus presentaciones privadas continúan? 

Claro, privadas y públicas. Ahora hago más presentaciones para adultos que para niños. Nada ha cambiado, no van a pensar que llevo gatitas. 

A la hora de maquillarse, ¿qué es lo más difícil? 

Nada, pero el ritual empieza desde que me ducho. Luego me maquillo y por último me visto. 

¿Ha dejado secuelas el maquillaje en una persona como usted, que es respetuosa con su cuerpo? 

No, soy vegetariano desde hace más de cincuenta años y conservo una buena piel. 

Mientras comas carne no trasciendes, puedes ir a las conferencias que quieras y leer todo lo que deseas, pero no trasciendes porque estás incumpliendo el quinto mandamiento: no matarás. No me interesa escribir libros sobre este tema. Yo estoy en otra sintonía.  

¿Pero sembró algún árbol?

Muchos, muchos árboles.  

¿Y qué comida prefiere siendo vegetariano?

Nada en especial. Muero indigesto pero no me muero de hambre. Me gustan el arroz con menestra, el ceviche de espárragos, los champiñones al ajillo.

¿Cuál es el sueño actual de Ernesto Huertas? 

No tengo sueños, vivo realidades. 

Al margen de las utopías, ¿alguna meta?

Irme de gira por Europa, o instalarme en Europa o Estados Unidos. Vivir tranquilo y, si puedo, ayudar a los demás; eso es importante. Cuando pasé de artista a payaso dignifiqué la profesión de los payasitos, ya hice esa parte. Me desenvuelvo en cualquier tema, no tengo ningún problema. Para mí es más valiosa el alma que la materia. La finalidad no es el dinero. Estudié Teología y Filosofía en Colombia. Tengo tres cartones, dos doctorados. Un honoris causa que me dieron acá. En mi casa debía tener además de una profesión, un oficio. 

¿Cómo fue su paso por la política?

Dios creó el planeta Tierra, los políticos crearon las divisiones. Esto se llamaba Colombia, y esto a su vez se llama América, y esto a su vez se llama planeta Tierra. ¿Cuál es la diferencia, además de los acentos?, porque el quiteño no habla igual que el lojano ni el guayaquileño igual que el machaleño o manabita, no hay ninguna. Eso se lo inventaron los romanos con el viejo adagio: divide e impera.

¿Divide y reinarás?

No, divide e impera porque eran emperadores, no reyes. 

Tiko Tiko aprovecha la coyuntura para mencionar al imperio Otomano, el Austro-Húngaro, el…  

¿Se arrepiente de haberse candidatizado como asambleísta? 

No me arrepiento de nada. Arrepentirse significa que estuviste equivocado. Yo quería servir a los ecuatorianos. Viendo lo que estaba sucediendo, como me siento ecuatoriano y hay una forma de servir, quise ir allá, a las leyes, no quedarme en los corrillos ni en las reuniones. Yo invito a los ecuatorianos honestos a que vayan a participar porque hablan de que la política es corrupta, pero si no entran los honestos cómo van a salir los corruptos. No es que yo diga que soy honesto porque como todo ser humano tengo errores, pero uno debe hacer lo mejor que pueda en beneficio de los demás. ¿Ahora enseñan ética? No. ¿Enseñan cívica? No. ¿Enseñan urbanidad? ¡No! Aunque tenía muchos planes, mi plan básico era la educación. ¿Por qué? Porque un pueblo culto, una persona educada tiene mejores armas para defenderse, conseguir trabajo, cuidar su salud, no meterse a delinquir. Tiene valores. ¿De qué color te debes vestir para servir a los demás? De ninguno.  

¿En qué se diferencia Ernesto de Tiko Tiko?

Son exactos, el mismo ser en distintas facetas. 

¿Y en los cumpleaños de sus hijos hubo show de Tiko Tiko?

No, jamás, ¿qué es más importante el payaso o el papá? Nunca contraté payasos, sí malabaristas y magos. Pero no los privé de nada. 

Tiko Tiko se permite entonces una broma con su interlocutora: 

—Dime conviértete en Tiko Tiko.

—Conviértase en Tiko Tiko.

¿Qué, me vio cara de payaso o qué? 

La broma termina con dos carcajadas que estallan al mismo tiempo.  

A volar, vamos a volar. Tiko Tiko tiene certificación de piloto (monomotor y bimotor).

¿Va a extrañar el Ecuador?

Le tengo mucha gratitud, pero yo puedo vivir donde me da la gana. Si estoy aquí es porque me ha gustado vivir aquí. 

Luego viene un paréntesis en el que el personaje icónico de la cultura ecuatoriana de los años setenta y ochenta hace una exposición sobre el tiempo. En esa tesitura pregunta cuánto tarda un rayo del Sol en llegar a la Tierra. Ocho minutos, a la velocidad de la luz, responde él mismo. 

La luz que te está alumbrando partió del Sol hace ocho minutos explica, y entonces dice: vas a cerrar los ojitos y vas a darle la vuelta al Sol. Cuando regreses me avisas. 

¡Ya!

Ay, recorriste pronto… Fuiste más rápida que la luz. 

Se ríe, con su inconfundible registro de voz: agudo, intensidad fuerte, tempo reposado. 

Esta práctica le sirve de hélice para hacer un breve diagnóstico sobre sus motivaciones y los procesos a través de los cuales sus ideas se conciben y desarrollan.

Para mí el pasado es un recuerdo, el futuro es una hipótesis, solamente tenemos el presente. Lo que hablamos hace un momento lo podemos volver a repetir pero no será igual. No me arrepiento de haber intentado incursionar en la política porque sabía lo que podía pasar. Hice lo que consideré que tenía que hacer. Y así en todo lo que he hecho, por eso dije alguna vez: si voy a hacer de payaso voy a ser un payaso que mis hijos puedan ver. 

La palabra «payaso» se ha devaluado a tal punto que se utiliza también como un insulto, por eso podría decirse que Tiko Tiko solo conserva de payaso su vestuario. El bullying, la sorna y la grosería son atmósferas por las cuales él no surca, transita ni planea.

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